Este es un recorrido por algunos lugares significativos de Madrid donde los nazis tenían sus centros de poder en España. En 1940 la neutralidad, o más bien, no beligerancia de España, convirtió una porción del Madrid de posguerra en una pequeña Berlín, llena de esvásticas y banderas nazis.
El primer punto de la ruta, la emblemática cafetería Embassy, se convirtió en el lugar de reunión para los miembros del cuerpo diplomático, políticos, espías y un buen número de refugiados, que el doctor Eduardo Martínez Alonso ayudó a salvar de la persecución nazi.
Embassy se encuentra en el número 12 del Paseo de la Castellana, que en la década de 1940 era la Avenida del Generalísimo, y a escasa distancia se encontraba la embajada del III Reich (en el nº 4) y de la que tan solo queda la Friedenskirche (iglesia de la paz), que escondida en pleno Paseo de la Castellana, se levantó por orden del Kaiser Guillermo II para la comunidad protestante alemana en Madrid. La embajada, de estilo neoclasicismo, era la más grande e importante de todas y estaba presidida por dos grandes águilas. La legación incluía el departamento de propaganda nazi que ocupaba a cerca de medio millar de personas dirigidas por Hanz Lazar. Una cantidad similar utilizaba la delegación del Abwehr, que era la más numerosa y activa fuera de Alemania.
Casi enfrente se encontraba la sede de la empresa alemana Sofindus, dirigida por Johannes Bernhardt, un personaje fundamental en el apoyo alemán a los sublevados en la Guerra Civil Española. Sofindus controlaba casi la totalidad de las empresas alemanas en España y el comercio de Wolframio, recuso fundamental para el blindaje de los panzers alemanes. Una de las empresas del grupo, la Compañía General de Lanas, que sirvió como tapadera para el espionaje alemán se encontraba en Ayala, 10, muy cerca de Embassy.
Volvemos sobre nuestros pasos y llegamos al número 18, la sede del Deusche Bank, donde se encontraba el consulado alemán y el Cuartel General de la Gestapo, que controlaba a la colonia alemana en España. Cruzamos a la acera impar del Paseo de la Castellana y llegamos a la esquina con la calle Zurbarán, donde se puede ver un mirador de planta octogonal que es lo único que queda de un antiguo palacio que se encontraba en el lugar en que hoy se ubica la actual embajada alemana. Tomamos Zurbarán y giramos a la derecha por Fortuny, pasamos por donde estaba el colegio alemán, para llegar hasta la calle de Eduardo Dato (antes paseo del Cisne). En el cruce de ambas calles se encontraba la embajada de los Estados Unidos. Tomando hacia la izquierda y pasando la glorieta de Rubén Darío llegamos a la conservadora Iglesia de San Fermín de los Navarros. Algo más adelante se hallaba el Club Social alemán, que tuvo gran importancia en la influencia cultural alemana en España y que ahora es una discoteca. Subiendo un poco más, el número 15, era la sede del Cuartel General del NSDAP.
Volviendo al Paseo de la Castellana giramos a la izquierda y en esa misma esquina con Eduardo Dato estaba el Instituto de Cultura alemán. Continuamos hacia la glorieta de Emilio Castelar para llegar al número 43. En esa dirección se encontraba la Oficina de Prensa alemana y el domicilio de su director, el oscuro, Hanz Lazar que tenía un control casi absoluto de la prensa en España, llegando a conseguir que se prohibiera la prensa británica en Madrid. Cruzamos la glorieta y en la esquina que forman las calles General Oraa y Hermanos Bécquer se encontraban las residencias del embajador británico Samuel Hoare y la de los tres embajadores alemanes que hubo en España, hasta 1945.
En Madrid tambien se encontraban otros puntos con presencia nazi. En la calle Pinar se encontraba la Asociación Hispano Alemana, de gran influencia nazi; en la confluencia de las calles Juan Bravo y Claudio Coello, donde está la sede de la Asociación de la Prensa, se encontraba un pequeño auditorio donde se proyectaban películas de propaganda y en la calle Alcalá estaba la Oficina de Turismo.
Al igual que Embassy era un punto de confluencia de espías de ambos bandos, los alemanes tenían restaurantes y bares donde se reunían, como el restaurante Horcher, en la calle Alfonso XII, o el Café Lyon, en la calle Alcalá, muy cerca de Cibeles. Cuando Heinrich Himmler visitó Madrid en 1940, en su búsqueda del Santo Grial, se hospedo en el hotel Ritz, que tambien alojó al mariscal Pétain.
Esta ruta la pudimos realizar el 20 de mayo gracias a Bruno Cardeñosa, director de la revista Historia de Iberia Vieja, que actuó como un estupendo guía.
Para saber más:
Historia de Iberia Vieja, nº 129
La Clave Embassy, de Patricia Martínez (Hija del doctor Eduardo Martínez Alonso)
Embassy
Nazis en Madrid, de Peter Besas