Revista Espiritualidad

Caminando por la vida

Por Ipiera68 @Iciar_Piera

Voy camiando por la vida,
sin pausa, pero sin prisa
procurando no hacer ruido vestido,
con una sonrisa...

~Melendi

Hay un instante en el que el camino se vuelve más amable. No es que haya sucedido nada diferente en la superficie, incluso puede que tu escenario de vida siga siendo el mismo, pero caminas sin oponer resistencia a lo que está sucediendo. No siempre te gusta, pero has aprendido que el sufrimiento surge de la lucha y has decidido bajar los brazos y rendir las armas.

Ya no necesitas planificar, ni siquiera saber que es lo que va a pasar dentro de un momento, y te observas disfrutando de este momento aunque no lleve emparejado fuegos artificiales.

La respiración es más pausada, y por momentos te descubres a ti mismo con una sonrisa sin razón aparente.

Has aprendido a estar con tus alegrías y tus penas. A acompañarte con amabilidad en tus momentos turbulentos, y a darte una palmadita de consuelo cuando más lo necesitas.

Ya no eres tu peor enemigo.

La vida se vuelve más sencilla cuando la observas desde una mente tranquila, una mente que busca solo la paz.

Y te encuentras de repente emocionándote al ver a una pareja que se abraza, a unos amigos que ríen juntos, a la persona que te atiende mientras te muestra una sonrisa. La sensibilidad está a flor de piel, todo te alcanza con una intensidad desconocida: la música ambiente, los ruidos y sonidos de la calle, la gente con la que te cruzas al caminar.

Un vaivén de emociones que brotan.

Incluso la tristeza contra la que has estado en guerra todo tu vida se convierte en una presencia calmada cuando la observas desde ese centro tranquilo que has aprendido a amar.

A veces solo hay gratitud, no una gratitud interesada en obtener más, sino una gratitud que brota espontánea desde un lugar de profundo reconocimiento. Y solo puedes repetir: gracias, gracias, gracias mientras las lágrimas arrasan tus ojos.

Entonces empiezas a pensar que puedes ser feliz sin razón aparente.

Que nada ni nadie puede quitarte eso que te pertenece, ni siquiera tu mismo.

Que la paz es tu destino.

Y que ya estás allí.


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