La aventura por Londres ya iba terminando para los Traveler 2 Be y aun nos quedaban un par de cosas por hacer. También había que recuperar un poco de la energía que habíamos usado los días anteriores, porque si de algo estamos seguros ahora es que Londres es una ciudad enorme.
El día empezó muy frío, y yo en solitario comencé el viaje hacia el estadio del Chelsea FC, Stamford Bridge, en el relativamente cercano barrio de Fulham, mientras Meli y Adri hacían otras cosas. Pero...eso es otra historia y podéis leerla en el post sobre Stamford Bridge.
A mediodía quedamos de vernos para salir a almorzar y luego iniciar la actividad cultural que creíamos necesaria de hacer antes de irnos: visitar el Museo de Historia Natural de Londres.
Llegamos...¡y qué lugar más increíble! Un enorme esqueleto de un Diplodocus nos dio la bienvenida al museo. Personalmente me encantan los dinosaurios desde que estaba niño, y esto era un sentimiento incontenible con mi chiquito interno. Avanzamos por la exposición de fósiles, de los cuales me sorprendí a mí mismo recitando lo que había aprendido en mis libros de pequeño. Alucinante.
Avanzamos de zona y nos adentramos en la exposición de animales actuales, para sorprendernos con los gigantes esqueletos de ballena azul que están sostenidos en el techo de la sala. Decenas de especies nos recibieron, desde jirafas hasta los tapires, pasando por reptiles y aves. Una colección única en el mundo.
Terminamos la travesía en el Salón de la Tierra, donde contemplamos cosas maravillosas acerca de nuestro planeta, Adri experimentó un terremoto en el simulador (Meli y yo, siendo de Costa Rica, estamos más que acostumbrados a los sismos), y además tuvimos la suerte de ver el esqueleto del Stegosaurio más completo del mundo.
¿Tiempo libre en Londres, y buscando aprender muchísimo? Enriquezca su mente con una visita al museo. Además, y muy importante, la entrada es gratuita. ¡No hay que pensarlo mucho!
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