Estábamos ahi en la Gran Muralla China, caminando sobre ella sin ningún destino aparente.
Familias completas se unían a la marcha, incluso personas con bebes en coches. Todo para conocer el hermoso paisaje de esa nueva tierra que daba para meditar.
Seguíamos caminando y nos dejábamos llevar por nuestros pasos que por inercia seguian su rumbo. Nos dimos la mano y tu con una sonrisa de oreja a oreja, me acompañaste hasta el final.