Immortelle randonnée. Compostelle malgré moi. Es el título original de esta fascinante obra. Su autor, Jean-Christophe Rufin, de la Academia Francesa.
Me lo ha regalado, en Auch la gascona, Gérard, con quien compartimos pescaíto frito y blanco muy frío en Sevilla, cuando él y Monique se dirigían a Compostela por la Vía de la Plata. ¡Gracias, Gérard! Estas páginas son un oasis.
“Una corta marcha no es suficiente para superar viejos hábitos. No transforma radicalmente a la persona. La piedra sigue siendo bruta pues, para tallarla, es necesario un esfuerzo más prolongado, más frío y más barro, más hambre y menos sueño” (página 16).
Lástima que no puedan leerlo en castellano. Espero que pronto lo traduzcan. Porque vale la pena.
“Caminante, no hay camino…”
Archivado en: Francmasonería, Historia Tagged: iniciación