Revista Viajes

Camino a ningun lado - Manhattan

Por Marcelolopezcba @marcelolopezcba


Si puedo elegir día, elijo sábado. Si me permiten, prefiero abril, si sigo con chances de ponerme exigente; sol y a media mañana. Con los requerimientos concedidos caminamos por la 96th east con dirección a la 5ta avenida, nos dimos la mirada contra unos árboles enormes que forman un frente parejo de ramas, verde y sombra y de ahí doblamos por la misma vereda recostada junto a una pared interminable de piedras grises que juega a marcar la diferencia, con la calle que la acecha, para bajar rumbo a la 90th street. Ahí se abre la pared vigilante y como si fuera una entrada al futuro los caminos se bifurcan en el sentido más concreto. Estamos adentro. Bienvenidos al Central Park de Nueva York.
Elegí abril porque ese mes es otra cosa, en Nueva York y el Central Park. Para ser sinceros, lo es en el hemisferio norte, pero a mí no me importa, pueden quedarse con todo el resto del hemisferio del ecuador para arriba, a mí, a mi… me dejan con el “Cherry Blossom” del Central Park. Si no lo vieron, si no lo vivieron, véanlo, vívanlo, en fotos, en video, en instagram, en persona o discovery, pero no se lo pierdan. El florecimiento de los cerezos es mágico, es una explosión de hermosura atada a cada ramita de un millón de arboles, es estar rodeado de colores suaves, de aromas armoniosos, de belleza y asombro.
Decidí que lo mejor era sábado porque el ritmo es otro, el de la ciudad que se ha vaciado un poco de la gente que va y viene pasándose el día en un trabajo, se ha vaciado un poco y quedamos los que paseamos, los que viven allí y pasan la semana esperando que la ciudad se quede sola y los que no tienen otra opción. El Central Park en sábado es placentero, suave, con gente suficiente, con ruidos que no escuchabas el viernes.
Vamos, seguimos caminando entre los árboles, la gente que pasea, los que leen o escuchan música sentados en los bancos, los que trotan, los que buscan algo, como nosotros. Nosotros que buscamos “la foto” que no es otra que esa que viste mil veces. La del lago, el bosque y los edificios enormes detrás como rígidos godzillas. Bajamos por los senderos, por las calles limpísimas, mirando las ardillas, admirando los arboles, descubriendo la gente. Vamos buscando “la foto” porque con una no es suficiente, con dos tampoco, es como que cada vez que venimos necesitamos esa foto en la que lo único que cambia somos nosotros. Ya estamos a la altura de la calle 72, no hay forma de saberlo a no ser que sigas por la 5ta avenida o que tengas el GPS encendido, cosa que tenemos. Lentamente la música nos invade, dance, música, disco, cada vez más fuerte. Seguimos un poquito más y doblamos a la derecha, Dead Road, así se llama la calle que no está muerta ni cerrada, y  unos metros más adelante comenzamos a ver gente, mucha gente, a escuchar la música más fuerte, mucha música, cada vez más potente. Nos vamos acercando hasta que llegamos a un prolijo vallado que cierra la mayor parte de la calle y entonces nos encontramos rodeados de todo tipo de gente. Jóvenes, viejos, niños, adolescentes envueltos en una locura de baile, música disco y rollers… si, roller skate. Bailando, patinando, compartiendo, disfrazados, con sus ropas más comunes, yendo y viniendo al ritmo de un DJ que le pone la mejor onda y el combustible exacto para que todos giren y dancen. Para qué negarlo, ya no pudimos irnos, ¿a dónde mas podríamos ir? ¿en qué otro lugar nos encontraríamos con algo semejante? Estando ahí, mirando los bailarines sobre ruedas, hablando con otros espectadores nos enteramos de que hay una asociación de “Bailarines de Roller del Central Park” (y no es broma) que desde el año 1978 se reúne en ese pedacito mágico de calle, los fines de semana, para bailar, girar y divertirse. En cada uno de sus encuentros los acompañan muchos DJ´s reconocidos y sus eventos son sin ninguna duda diferentes. Ese día quedamos magnetizados por el sonido y  conocimos al renombrado DJ de Harlem Andre Collins que le puso color y un ritmo endiablado a un montón de personajes que solo la imaginación puede crear. Debo confesar que me pidieron que escribiera sobre un paseo por el Central Park pero, como aquella vez en que no llegue a donde iba, no pude evitar quedarme en el Skating Day de la Central Park Dance Skaters Association de Dead Road. Busquenlo, en el parque, o en la web: http://cpdsa.org/
En cuanto a “la foto”… “la foto”, quedo para otro día.

Camino a ningun lado - Manhattan Te cuento del viaje. marcelo lopez. argentina

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