Revista Viajes

Camino de santiago

Por Javieragra

El Camino de Santiago muestra al peregrino sus primeros mojones cuando inician la jornada bajo la luz del frontal aún encendido, mientras el alba dibuja casi difuminadas las siluetas de los árboles del bosque que mueven sus ramas como inmensos brazos de peregrinos eternos.

Cerca se escucha alguna cierva que barrita inquieta llamando a su cría por miedo a los peregrinos; los peregrinos no son amenaza pero entienden el temor que los humanos producen en la naturaleza, los peregrinos buscan la paz. Acaso algún día se lo puedan decir a los ojos, sin embargo los peregrinos no ven ni a la madre cierva ni a la cría.

CAMINO DE SANTIAGOLos peregrinos avanzan entre la vegetación y la paz camino de Santiago de Compostela.

La multiforme vegetación dibuja su silueta entre las sombras, canta un gallo en la pequeña aldea cercana, inician las aves sus matinales vuelos, asoma el primer albor de la aurora. Los peregrinos han apagado el frontal, enseguida amanecerá el primer rayo de sol en la lejanía.Las pisadas de los peregrinos suenan cadenciosas entre el polvo del sendero, el eco las agiganta entre las paredes de tierra y de vegetación; el eco construye una sinfonía de trompetas y tambores con el sonido del aire que mueve las ramas y las hojas mientras descuelga palabras de antiguos peregrinos para que aniden en el corazón de los caminantes de esta mañana. La historia antigua suena incesantemente renovada entre los robles y los corazones.

CAMINO DE SANTIAGO
Hemos llegado a Santiago.

Algo así podría ser el esquema del Camino de Santiago visto por el peregrino cada día. Si no fuera por la variedad exquisita de vegetación que cambia a cada trecho, si no fuera por los puentes de piedra que miran con sus ojos de siglos los zapatos que cruzan cada día, si no fuera por el sol cálido tamizado entre las ramas que aumenta la pesadez del paso hacia el mediodía, si no fuera por la lluvia sigilosa que asalta en diferentes jornadas, si no fuera por las ampollas y el arte de curar los pies que desarrollan los peregrinos, si no fuera…Javier Agra.


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