Desde que acabé el camino Portugués, siempre tuve en mente realizar este Camino del Norte. Me atraía más que el Francés, Vía de la Plata o incluso el de Levante, que pasa por la puerta de mi casa.
No cabía duda de que los paisajes y el contacto con la naturaleza más pura se encontraban en este viaje por la costa y cordillera cantábrica. El único problema fue, imaginar que la dureza sería similar al portugués, único camino y criterio del que disponía. Infravaloré su dureza, a pesar de mi preparación (salidas en bici 2/3 días en semana con medias de 50km y 400m de desnivel acumulado).
Este camino es tan duro como bello. Las alforjas son un gran lastre para este viaje si lo queremos hacer puro 100% por la misma vía que los senderistas. Incluso con las alternativas por las carreteras, casi siempre secundarias, se hace duro.
Nosotros alternamos ambas opciones casi a un 50%, disponíamos de 10 días y no podíamos alargar. Tal vez, en 13/14 días hubiese sido posible ser fiel al camino, o en su caso, realizarlo con una bici sin alforjas y coche de apoyo.
Estas son las crónicas diarias que escribí desde el iPhone todas las noches antes de dormir en los albergues o pensiones, espero que os sirvan de ayuda y, en la medida de lo posible, os sumerjais dentro del camino desde casa. ¡¡¡BOM CAMINHO!!!
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