En El Mago de Oz la vida se plantea como un camino de baldosas amarillas, en la que andamos en compañía (o solos) buscando nuestros sueños.
Pero lo que es de verdad alucinante es el camino, ya no de baldosas, sino de suave césped verde, en el que, en compañía, se avanza una vez logrado hacer realidad el sueño; el camino en el que en tu compañía, estamos soñando un sueño mientras lo hacemos andando y volando.
Te quiero, Teiga.