Estimo que este camión DAF de Matchbox llegó a mis manos, de la Librería San Agustín, a finales de la década del sesenta. Ya que se encuentra en buen estado, salvo pequeñas cachaduras en su pintura, pero sin la caja de cartón original.
Es uno de esos “autitos de colección”, de mi infancia, huérfanos de su caja de cartón original. Vaya uno a saber qué destino tuvo la caja inglesa con la que llegó a mis manos. Eso habrá sido alrededor de mis 8 o 9 años de edad.
Lo cierto que era un vehículo raro para aquellos años en Argentina. Además de ser un contenedor (conteiner, si lo prefieren) es volcador. Algo no visto por estos lares. Como agregado de Matchbox el techo plástico se podía remover.
Techo plástico que está en perfectas condiciones, lo mismo que el mecanismo que hace que la caja se vuelque. Todo parece como nuevo y eso que imagino que habré jugado con este camión DAF. Era una pieza atractiva para imaginar mundos.
Esos mundos que armaba sobre la mesa libro del comedor de mi casa de la infancia. La colcha de planchar era la base para que un pequeño universo se hiciera presente en las tardes del barrio de Recoleta, en la ciudad de Buenos Aires.
Y los amados Matchbox eran los encargados de darle vida a esos mundos salido de mi cabeza. Plasmados en juegos sobre esa mesa. Mesa que era el centro social de mi casa. Se comía, se estudiaba y se jugaba sobre ella. Mesa que fue muy importante en mi aprendizaje, tanto escolar como en los juegos.
Porque gracias a los Matchbox que me regalaron en mi infancia, y que supe conservar hasta estos días del siglo XXI, es que ahora puedo escribir estas notas sabatinas. Pero también reconozco que fueron un aprendizaje no sistemático del mundo del automóvil.
Al recorrer en esta sección veo que la gran mayoría de mis Matchbox de la infancia son camiones. En menor medida esos “autitos de colección” son, precisamente, autos. Aunque los hay y ya, casi, los hemos visto a todos.
Falta conocer algunas piezas más, pero no muchas. Esos Matchbox son de años distintos, y de catálogos diferentes. Incluso alguno sobrevivió a mi primera etapa de recibirlos de regalo. Pero como era más chico sufrieron mi mal trato…
Este es otro de los Matchbox que atesoro que también tiene una letra A encerrada entre paréntesis. Y sigo sin conocer el real significado de esa letra. Me han dicho distintos significados, pero ninguno me termina de convencer. ¿Algún lector de Archivo de autos tendrá el dato preciso?
Los camiones de la marca holandesa DAF no fueron muy comunes en Argentina. Los hubo pero no fueron tan populares como otras marcas europeas o estadounidenses en nuestro mercado local. Menos común, por aquellos años un camión frontal.
El interior del contenedor del DAF está inmaculado, es decir que no le metí muchas porquerías en su interior. Porque eso era lo que hacíamos cuando éramos chicos. Jugar al límite con estos Matchbox, por eso alguno no sobrevivió a nuestros juegos.
Este DAF es similar a otro que vimos que transportaba hierros doble “T” de color rojo. La gran diferencia que ese DAF pertenecía a la famosa serie Superfast de Matchbox y que tiene un mejor estado de conservación.
Además de tener su caja original de cartón. Tal como llegó a mis manos desde la Librería San Agustín, origen de la gran mayoría de mis Matchbox de la infancia. Ya tomaré una foto con todos esos “autitos de colección”. Será una manera de tener la real dimensión de lo que significaron en mi infancia.
Una especie de ventana al pasado, no para verlo con nostalgia, sino para entender el verdadero significado de esos Matchbox. La real importancia que tuvieron en mi maduración y lo más importante: las horas de alegrías derrochadas en juegos en la mesa del comedor de mi casa de la infancia.
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Mauricio UldaneEditor de Archivo de autos
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