Al igual que el año pasado os hablaba de los campamentos, éste os vuelvo a recordar la posibilidad de inscribir a uno de nuestros hijos a ellos y además esta vez os amplio la información y os cuento qué nos podemos encontrar allí! Siempre son útiles, pero sobre todo cuando nuestro hijo no dispone de mucha educación diabetológica o no es autosuficiente.
¿Qué diferencia hay entre un campamento habitual y uno para diabéticos?
En todos se promueve el ejercicio, el compañerismo, la dieta… con la única diferencia que en éste último además se enseña el automanejo de la enfermedad y el autocuidado con el fin de retrasar o evitar las complicaciones derivadas a través del control de nuestra compañera.
Estos suelen estar organizados por las asociaciones de diabéticos, muchas veces en colaboración con otras empresas y contando siempre con personas autorizadas para la enseñanza en diabetes.
¿Lo llevo o no lo llevo?
Para mi lo más importante de estos campamentos, aunque como ya os he comentado yo no he ido a ninguno, es que el niño tras finalizar el campamento habrá perdido el “temor a”, habrá realizado actividades que quizá le daban miedo y todo manteniendo su diabetes bajo control y fuera de la protección de sus padres.
Siempre se amontonan millones de dudas y preocupaciones sobre qué le pasará o yo lo conozco mejor que cualquiera. Por ello, ante estos sentimientos habituales os hago una lista de lo más objetiva posible frente a estos comunes pensamientos:
“¿si no se nota una bajada de azúcar y se desmaya?”: Los campamentos llevan todo el equipo necesario para tratar a una persona que convive con diabetes, además las personas encargadas están perfectamente formadas en éste ámbito.
“¿y si me echa de menos o se siente inseguro?”: esto es muy probable que pase, son niños no debemos olvidarlo. Sin embargo, cuando termine y haya realizado mil actividades sin la ayuda de sus padres, el sentimiento que tendrá es el de querer repetir, se sentirá libre, con la autoestima más alta y maduro para afrontar cualquier situación.
“¿y si se siente diferente por ir a un campamento diferente al que van sus amigos?”: esta sensación es muy normal y puede que pase. ¿Cómo podemos afrontarlo? si nuestro hijo nunca ha ido a ningún campamento, primero podemos mandarlo a uno en el que le enseñen a manejar su diabetes y ya después a cualquier otro. Ahora si nuestro hijo ya ha ido a campamentos el cambio será más radical, por ello, una buena forma de que el vaya contento y no lo vea como un castigo es decirle que allí conocerá a niños que también se harán sus amigos y que lo mismo son de su misma ciudad, que aprenderá a ser autosuficiente y que en un futuro cuando quiera hacer cualquier otro viaje no va a tener que depender de nadie porque sabrá como manejarse.
“Mi hijo también es celiaco/ tiene alergia a las avispas/ alergia a la leche ¿qué hago?”: Como a cualquier excursión del colegio, todas las patologías se pueden indicar previamente y que el vaya completamente seguro y tú también de que no le pasará nada.
¿Qué educación de diabetes se imparte?
En los campamentos suelen darse clases prácticas y teóricas sobre inyección de insulina, zonas de inyección, cambios en las pautas en función de la actividad y comida, conteo de hidratos de carbono, índices glucémicos y raciones, así como recomendaciones para realizar ejercicio físico.
Si aún no sabes cómo inscribirlo, pregunta en la Asociación de diabéticos de tu ciudad y ellos te indicarán los pasos a seguir.