Viernes 10 de diciembre. 12. 30 PM. Consulta 1 de Servicio
de Urgencias Hospitalario.
Luisa, 35 años aproximadamente, entra caminando en la
consulta, excelente aspecto. Reproduzco el diálogo.
Médico: “Buenos
días, ¿Que le pasa?”
Luisa: “Me
duele la garganta”
Médico “¿Desde
cuando?”
Luisa: “Desde
ayer”
Médico: “¿Alguna
cosa mas?” “¿Fiebre, dolor de cabeza, nauseas, vomitos, diarrea, dolor
abdominal, molestias al orinar, dolores en las articulaciones?”
Luisa: “No,
nada mas que me duele la garganta”.
Luisa
guarda silencio unos segundos. Expectante y algo desafiante, como esperando alguna reprimenda. Al ver que el médico calla, se
lanza: “Y que sepa que he pedido cita en mi centro de salud pero mi médico no me
da cita hasta el martes”
Médico: “Yo
no le he dicho nada señora
Luisa: “Por
si acaso”
Yo hace tiempo que decidí no hacer “educación para la salud” en el servicio de urgencias del hospital. Tiene poco sentido ante usuarios que, por otra parte, están bien informados, y si utilizan esta vía no es por comodidad como muchas veces se les acusa. El argumento de Luisa es irreprochable, y lo traigo coincidiendo con la enésima campaña del Ministerio sobre utilización inadecuada de los servicios de urgencias en la que se invita a los usuarios que utilicen los centros de salud para sus dolencias comunes. Baos lo expone hoy en su blog “Es un problema de dimensiones.No se puede hacer todo. Si los centros de salud deben y pueden atender una gran cantidad de "urgencias" no graves, deben tener una organización y unos recursos adecuados que no se dan en estos momentos”.
En definitiva que la célula madre pluripotencial del médico de familia que trabaja en un centro de salud está a punto de “apoptosisar” ( el verbo me lo invento), si es que no lo hizo hace tiempo.
