En Quemado, en pleno desierto de Nuevo México, se encuentra una obra de arte llamada "Campo de Relámpagos" (1974-1977), de Walter de Maria. Está compuesta por 400 postes de acero inoxidable que forman una cuadrícula de una milla (1,60 Km) por un kilómetro. El extremo superior de todos los postes está situado al mismo nivel, por lo que su longitud es variable dependiendo de las irregularidades del terreno, aunque la media es de unos 6 metros.
Es una obra que se engloba dentro de la tendencia del Land Art, que se refiere en general a actuaciones sobre el paisaje, más o menos efímeras, que quedan sometidas al desgaste producido por los elementos.
Con "Campo de Relámpagos" De María crea un polo de atracción energética, que funciona plenamente cuando se produce una tormenta eléctrica (entre mayo y octubre es la mejor época); es entonces cuando los rayos son atraídos por los postes, saltando de uno en otro en un baile desenfrenado.
Sin embargo, la obra es más que eso; no debemos sentirnos decepcionados si, después de viajar hasta allí, no tenemos suerte y no se produce la tormenta. Para disfrutar plenamente "Campo de Relámpagos" es necesario observar como los cambios en la luz a lo largo del día modifican su aspecto, consiguiendo a mediodía el efecto de hacerla desaparecer. Tampoco hay que olvidar su carga simbólica: la pequeñez del hombre en el desierto, los postes como nexo entre cielo y tierra... es una obra llena de significado.
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