Revista Libros

Campo Santo, de W. G. Sebald

Publicado el 30 marzo 2010 por José Angel Barrueco
Campo Santo, de W. G. Sebald
En Campo Santo se agrupan cuatro textos narrativos de W. G. Sebald, que formaron parte de una obra inconclusa sobre sus viajes a Córcega. El grueso del libro lo componen críticas y ensayos sobre la literatura y la guerra. Aunque en muchos casos no he leído los libros que analiza, me ha permitido conocer más aspectos de obras que, o bien tengo por casa pendientes de lectura, o tengo ganas de comprar, como el Tynset de Wolfgang Hildesheimer, la obra de Peter Weiss, los viajes de Bruce Chatwin o la vertiente cinéfila de Kafka (este sí lo he leído: se publicó como Kafka va al cine; su autor: Hanns Zischler). Ensayos muy interesantes. A Sebald siempre le obsesionó preservar el pasado, rescatarlo de las catacumbas del olvido. Anoto un fragmento de uno de los textos narrativos, el que da título al libro:
Recordar, conservar y preservar, escribió Pierre Bertaux sobre la mutación de la humanidad hace ya treinta años, era importante sólo en la época en que la densidad de población era escasa, los objetos que fabricábamos raros y había espacio en abundancia. No se podía renunciar entonces a nadie, ni siquiera cuando estaba muerto. En cambio, en las sociedades urbanas de finales del siglo XX, en las que, de una hora a otra, todo el mundo es reemplazable y en realidad ya superfluo desde su nacimiento, lo que importa es arrojar continuamente lastre por la borda, olvidar sin descanso todo lo que se podría recordar: la juventud, el origen, nuestros progenitores y antepasados. Durante algún tiempo existirá el sitio recientemente introducido en Internet “Memorial Grove”, en el que se puede inhumar y visitar electrónicamente a los que nos son especialmente próximos. Sin embargo, luego también ese virtual cimetery se disolverá en el éter, y el pasado entero se disipará en una masa informe, indistinta y muda. Y al dejar un presente sin memoria y ante un futuro que no podrá concebir ya la razón de nadie, abandonaremos la vida por fin sin sentir la necesidad de permanecer al menos algún tiempo o de poder volver de visita ocasionalmente.

[Traducción de Miguel Sáenz]

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