Acuarela de campos de colza en el nordeste de Salamanca, tierra cerealista y esteparia, en la que el horizonte se pierde entre los pardos surcos interminables y el limpio cielo azul, roto por las nubes algodonosas de primavera. El amarillo de los campos de colza pone la nota de color en esta monotonía esteparia, en la que sobresalen los trigales verdes, así como los corros de pinos, y ocasionales grupos de encinas.
CIEN ESTAMPAS DE MI TIERRA
Una idea de Paqui para Curiosón