El lunes que viene comienza el juicio contra Francisco Camps
y Ricardo Costa por el caso Gürtel. Será juzgado si por fin completan el jurado
y si Camps no lo evita con una de sus artimañas típicas de capo mafioso.
Yo no las tengo todas conmigo y me baso en un precedente que
da inseguridad. Hasta hoy ya han sido juzgados dos de los acusados; en septiembre Rafael Betoret y Víctor Campos fueron declarados culpables y condenados a pagar 9.600€ y que devuelvan los trajes regalados. Sin lugar
a dudas, una pena que hace del cohecho y la malversación de dinero público un
negocio muy atractivo para nuestros políticos ávidos de dinero y poder.
Si nos atenemos a este vergonzoso precedente, mucho me temo
que la sanción para “el curita” y “Ric” no será mucho más severa. Si la pena a
Costa y Camps no fuera realmente ejemplar, dejaría la democracia a la altura
del betún y daría a los políticos vía libre para robar a manos llenas, porque
realmente, y pensado fríamente, sale rentable.
Porque no se si a estas alturas aun hay alguien que crea que
el expresidente dimitió de su cargo por 3 trajes como nos quieren hacer pensar,
verdad? Porque si realmente fuera sólo eso, directamente no habría caso.
Todos los que conocemos un poco el modus operandi de la
Generalitat Valenciana, sabemos que en la C. Valenciana no se daba un paso sin
el visto bueno de Camps y que por tanto, era conocedor de todo lo que tramaban Ricardo
Costa, Francisco Correa, Víctor Campos o el bigotes, del que todos recordamos
la conversación navideña con el presidente y que deja muy evidente la
involucración de éste último en toda la trama con algo más que 3 trajes.
Quedan 7 días para completar el jurado del que faltan 7
miembros; 6 que no logran hacerse con ellos y uno de sus miembros que fue rechazado por haber estado en las listas del PSPV, aunque fuera independiente.
El lunes cruzaremos los dedos todos los valencianos de bien
y esperemos que el jurado se complete y que el juicio sea políticamente
independiente y objetivo para que: la justicia salga fortalecida, la democracia
intacta, el prestigio de la política española higienizada y la honra de los
valencianos mínimamente salvaguardada después de ser vilipendiada mil veces.