Aunque el responsable máximo del estallido final del problema de Can Vies es el alcalde de Barcelona Xavier Trias, en realidad las responsabilidades son muchas y mantenidas durante mucho, demasiado, tiempo, y en conclusión el problema se debe a la desastrosa, totalmente ineficaz e insoportable Administración Pública de este país.
Hace tiempo leí no recuerdo donde que los países que han podido dar solución al problema Okupa son los que por un lado actúan con celeridad en los desalojos, y por otro ofrecen a los okupas la posibilidad de llevar a cabo al menos gran parte de sus actividades en edificios públicos.
El caso Can Vies, y otros similares no pueden haber sido peor gestionados según el primero de los criterios mencionados. Según afirman los periódicos Can Vies lleva 17 años ocupado, pero el asunto no llegó al juzgado hasta 2004 y al juez le ha costado 10 años tomar una decisión. Han ido un poco lentos, cuando desalojar con celeridad quiere decir hacerlo como máximo en pocos meses.
El segundo criterio, el poner edificios públicos a disposición de los ocupas nunca sabremos si funciona porque a nadie de nuestra Administración se le va a ocurrir hacerlo, y porque si no va acompañado de los desalojos rápidos, aunque lo hiciesen no serviría de nada porque mientras las posibilidades de llevar a cabo las acciones Okupas tengan garantizado su éxito, al menos durante un largo período de tiempo, no parece que les vaya a interesar un local público controlado, aunque sea de lejos, por el Ayuntamiento.
Con independencia de una desastrosa gestión corriente del fenómeno okupa, la forma en que se ha llevado a cabo el desalojo se merece un premio a la estupidez pública, prácticamente al día siguiente de unas elecciones que han revitalizado notablemente el movimiento de los indignados, que ha tenido el broche de oro con la rendición del Alcalde a los grupos violentos, que espero que los barceloneses no tengamos que pagar demasiado cara.
El Ayuntamiento de Barcelona hace algunas cosas bien, pero en gestión general, administración, y en casos puntuales de tráfico son un verdadero desastre. Desde que tengo uso de razón mi imagen es la de un Ayuntamiento monstruoso, repleto de funcionarios típicos y tópicos con un nivel de actividad bajo y una larga tradición de situaciones absurdas e inverosímiles, que supone para los ciudadanos un gran riesgo de caer en una anomalía debida a error, descuadre, o hoy día problemas informáticos, que se pueden mantener sin solución durante años, esto cuando se solucionan. En resumen, no me extraña el lio Can Vies, y ya sería hora que votásemos a un Alcalde capaz de transformar nuestro Ayuntamiento en una Administración con un mínimo de eficiencia. Yo votaría por Sonia Recasens, segunda Teniente de Alcalde, que entre otras cosas es la principal responsable de que el Ayuntamiento de Barcelona sea de los poquísimos con finanzas saneadas, y que cada vez que la he oído hablar me ha sorprendido algo difícil de encontrar entre nuestros políticos: no dice ni una chorrada.