Revista Viajes

Canadá 2016, día 11: alaska highway (ii)

Por Trotaburgos @trotaburgos

La Alaska Highway es una carretera construida en 1942 por el ejército americano y el ejército canadiense, con ayuda de civiles, para unir definitivamente ambos países y ambos océanos por tierra. La idea estaba ahí, el país tenía una red de carretera en cada costa, pero no estaban unidas. Cosa nada extraña después de ver la cantidad de kilómetros y "tierra de nadie" que existía y a día de hoy existe. En diciembre de 1941, tras el ataque de Pearl Harbor en la II Guerra Mundial se aceleraron los trámites al considerarlo un proyecto estratégico al tener tan cerca a Japón. Tardaron únicamente ocho meses para completar y acondicionar los 2.400 kilómetros que separan las localidades de Dawson Creek en Canadá con Fairbanks en Alaska.

Queremos comentar que la Milla o de la Alaska Hwy está en Dawson Creek, pero nosotros la hemos recorrido en dirección opuesta debido a como habíamos organizado el itinerario general del viaje. Además no hemos recorrido unos 300 kilómetros ya que hemos elegido otras otras opciones que considerábamos más atractivas: La Sud Klondike Highway o la Top of the world.

(La primera parte que recorrimos de la Alaska Highway desde Haines Junction a Tok está descrito en la entrada del día 8 de este viaje.)

Nuestro reencuentro con la Alaska Highway es especial por comenzarlo con gente tan sorprendente como la que hemos conocido en este viaje. Son una familia genial y coincidimos con ellos en Prince Rupert, en el hostel The Pioneer. Ese día comenzamos a charlar y congeniamos muy bien. Los días con ellos en el Inside Passage fueron un auténtico lujo. Hoy en Whitehorse nos reencontramos y volvemos a compartir con ellos un momento genial desayunando tranquilamente bajo un toldo que nos protegía de la lluvia. Ellos han hecho de anfitriones en su "casa", deleitándonos con un rico y variado desayuno.

Después de este rato fantástico y tras la costosa despedida, ponemos en nuestro punto de mira en la primera visita de la mañana, el Fish Ladder. Se trata de un centro de interpretación que se ha construido junto a una vía de auxilio para facilitar a los animales, principalmente salmones, el remontado que hacen en su viaje hacia su destino, aguas arriba del Yukón, y así, salvar la barrera de la presa que corta el curso natural del río. Lo que resulta sorprendente es ver que la vía de remontado tiene unas ventanas abiertas desde el centro y en el momento en el que los salmones van salvando el desnivel generado por la presa, utilizando esta vía, los ves pasar a través de esas ventanas. No es la temporada, en principio aquí es a finales de julio, así que nos quedamos con la curiosidad de verlos.

También hay imágenes de una represa que hay después de la pared de contención del agua y ahí, en una zona de aguas más tranquilas, tienen puesta una cámara que muestra las imágenes en tiempo real a través de una pantalla de televisión sí ves truchas. Es un centro pequeño, pero muy bien atendido por gente que está pendiente de explicarte y aclararte cualquier duda. Es gratuito y piden un donativo.

Antes de despedirnos de Whitehorse hacemos algo de compra y cambiamos dinero. El cambio nos ha salido mejor que en Vancouver, pensábamos que iba a ser al revés así que ha sido una grata sorpresa.

Nuestro viaje por el Yukón abandona por unos kilómetros la Alaska Highway y nos adentramos en la South Klondike Highway. Queremos conocer esta zona porque se trata de una región de lagos y donde la curiosidad la tenemos en el Desierto de Carcross considerado el más pequeño del mundo.

En principio no esperábamos mucho de la ruta porque nadie la destaca, no hemos leído nada que la haga imprescindible, y quizá eso es cierto, pero hemos disfrutado mucho del recorrido. Los lagos son como los otros muchos que hemos dejado atrás, pero hay uno que nos ha parecido precioso, el Emerald Lake. Merece la pena parar y disfrutar de los colores que con algún rayo de sol destacan sobre todo lo que le rodea.

En el que se anuncia como el desierto más pequeño del mundo, nos detenemos tranquilamente para disfrutar del paisaje que tenemos delante. Lo llaman así, pero una vez estás allí, te explican que en realidad se trata de un fenómeno provocado por la cantidad de viento que sopla desde el lago. Éste empuja la arena que se acumula en sus orillas y al tener que remontar las paredes montañosas que protegen carcross forman estas dunas y ese paisaje tan llamativo. Nos gusta mucho, no podemos negarlo, y las imágenes que ofrece son curiosas. La conclusión después de verlo es que en Canadá crecen los pinos hasta en el desierto.

Paramos en Carcross en las mismas condiciones que al tomar la carretera, no esperando nada. Sin embargo nos sorprende con unas fachadas arregladas y un conjunto con bastante atractivo. El café que hemos probado en el Cariboo Crossing Coffee estaba riquísimo. El resto del pueblo ofrece vistas y edificios que nos trasladan, con algo de imaginación, a una época dorada para esta pequeña localidad.

Carcross es la estación de la ruta de ferrocarril del White Pass and Yukon Railway que comunica Whitehorse con Skagway.

Por lo tanto, el resumen de esta carretera que hemos elegido es que, si te apetece disfrutar de vistas sobre lagos, bosques y zonas naturales, es una buena opción.

Después de esta nueva sobredosis de naturaleza y algo de historia ya sólo nos quedaba volver a la Alaska Highway y recorrer los kilómetros de esta famosa carretera que nos separaban de la milla 0. Nuestra primera parada para dormir la hacemos en Teslin donde nos quedamos en el Motel Nisutlin. Es un poco caro, pero llueve y las distancias a otros puntos de alojamientos son importantes. Hay otro frente a este que es donde hemos cenado (buena calidad-precio), pero los precios son los mismos. No lo hemos podido elegir porque nos hacían esperar hasta saber si se confirmaba o no una reserva. También probamos en el que hay a 11 kilómetros ya que en su publicidad ofrecía camping, cabinas y habitaciones, pero está cerrado.

Así que vuelta y a dormir en Teslin. Es un pueblo que no tiene un gran patrimonio o algo que nos haya llamado la atención. Tiene varios museos, el más famoso dedicado a la cultura Tinglit, pero lo más impactante es el lago con el que comparte nombre. Es enorme, o al menos nosotros no estamos acostumbrados a estos tamaños. Durante el viaje hemos intentado hacer memoria y tratar de recordar alguno que nos sonara, que fuera parecido en otro lugar al que hubiéramos viajado, pero nos salen uno o dos y seguramente no fueran tan grandes.


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