Revista Viajes

Canada 2016, día 16: jasper – lake louise (icefields parkway)

Por Trotaburgos @trotaburgos

No sería exagerado comenzar diciendo que hoy ha sido uno de los días más espectaculares de los que llevamos aquí debido al conjunto de vistas y paisajes. Es verdad que los días anteriores, en el Parque Nacional de Jasper, no habíamos tenido mucha suerte en cuanto al tiempo se refiere, pero al final, en un día que también nos ha acompañado el sol, hemos podido disfrutar de un paisaje soberbio.

ICEFIELDS PARKWAY:

La Icefields Parkway es una carretera que une Jasper con Lake Louise. Son unos 230 kilómetros que nosotros nos hemos tomado con mucha calma. El coche tiene controlador de velocidad, que fijamos entre los 75 y 80 kilómetros por hora para que no hubiera tentación de correr. Hay zonas restringidas a 50, lo que asumimos con mucho gusto.

Se trata de una carretera construida a pie de las Montañas Rocosas y que recorre su espina dorsal, es una zona donde su esplendor te hace sentir insignificante. Aquí la naturaleza nos brinda la oportunidad de disfrutarla cómodamente, en coche, sin ninguna prisa y con buen tiempo. Todo lo que hemos expresado en las entradas anteriores se magnifica. El silencio en el coche, lo impresionante que es todo lo que te rodea, la exaltación del privilegio de poder conducir en un entorno así..., es soberbio. Lo que decimos sentir al escribir de esos lugares que están reservados para caminantes o ciclistas aquí lo tenemos que elevar a la máxima potencia. Y no son sólo montañas, son bosques, lagos, cascadas, fauna, etc.

El resto de adjetivos serían redundar en lo mismo de siempre y lo espectacular que ha sido este trayecto de carretera, sólo podemos recomendarlo. También entendemos que sea uno de los sitios, si no el que más, más visitado de Canadá. ¡Con lo que tienen, cómo para no serlo!

Después de esta introducción, describimos la ruta que nosotros hemos hecho.

Dejamos Jasper pronto y esto es importante para que se pueda disfrutar del día. No es cuestión de medir el tiempo por los kilómetros, es valorar el tiempo que tienes y poder organizarlo en los diferentes puntos de parada, que podrían llevarnos días.

Nuestra primera parada son las cataratas Athabasca. Es una caída de agua que impresiona por volumen de agua y cantidad. Tiene un camino de unos 500 metros y son fáciles de recorrer. El cambio, con respecto a lo que venimos visitando, está en la cantidad de gente que nos acercamos a verlas. Aquí los parking ya no tienen tango hueco y a pesar de que el espacio es grande se nota que hay más turismo que días atrás.

Hay muchos puntos de parada y panorámicos, se puede elegir los que parezcan más oportunos, pero, casi seguro, coincidiréis con las mismas personas en casi todos.

Seguimos hasta las Sunwapta Falls que, vistas las anteriores, no nos han impresionado tanto. Merece mucho la pena la visita y sigue impresionando el volumen de agua que arrastran estos ríos.

Uno de los hitos que tiene esta ruta es el Icefield Centre. Ubicado a los pies del Glaciar Athabasca en la masa de hielo del Columbia Icefield. Es un edificio muy grande que da la información y vende las diferentes actividades que se pueden realizar en el Glaciar Athabasca. Puedes darte un paseo por un mirador volado sobre el valle del Sunwapta, sólo esa actividad 32$. También puedes hacer un tour por el glaciar con autobús e ir al mirador por 80$. También hay packs combinados con actividades en Banff.

Nuestra intención era la de subir con el autobús hasta la lengua, allí dar un paseo y hacer unas fotos aprovechando el entorno. Pero nuestra ilusión se transforma en decepción al encontrarnos que el billete sólo del autobús no lo venden, que tenemos que comprar el tour de 80$. Esa opción no la queríamos porque el mirador no nos apetecía y menos pagar por ello, así que cambiamos de planes, nos vamos al comienzo de la lengua del glaciar andando. Son unos 500 metros por una pista de muy fácil acceso. Nos acercamos hasta la zona delimitada, no dejan subir a la lengua ni tocar el hielo, para hacernos las fotos correspondientes. Creemos que nos hemos juntado todos los que como nosotros no querían hacer el tour completo.

El glaciar se encuentra en retroceso, pero impresiona. Observar, sin ser un entendido en glaciación o geología, los restos y marcas que ha ido dejando el hielo a su paso es cautivador. Nos rodean otras montañas que a su vez aportan al paisaje que vemos los matices y detalles que hacen de esta estampa una de las más bellas de nuestro recorrido. Desde ellas cuelgan otras lenguas glaciares que nos hacen sospechar la cantidad de nieve y hielo que tuvo que haber para poder modelar estas estructuras.

Tras el Icefield Centre cruzamos el Sunwapta Pass y desde aquí cambiamos de vertiente, ahora el agua que deshiela se va hacia ríos como el Mistaya. Tras el paso realizamos una curva enorme que nos coloca de nuevo ante un paisaje espectacular. Aquí tenemos otro trabajo del mismo escultor, el campo de hielo de Columbia, pero diferente obra. Esta vez cruzamos el que será el punto más estrecho entre las paredes que nos acompañan y dan la sensación de que nos protegen. Son muy altas, tanto que desde el coche hay que agacharse frente al volante para tratar de alcanzar a ver su punto más alto. Ahora el agua está más cerca en forma de cascadas que animan y adornan todo lo que no podemos ver de un solo golpe ante nosotros.

Nuestra siguiente parada es el Cañón del Mistaya. Se trata de un paseo sencillo y un recorrido que no requiere mucho tiempo. No se puede acceder a la zona del cañón propiamente dicho, se ve a través de una pasarela que desde un punto elevado nos ofrece una vista panorámica. Desde aquí vemos que parten algunas sendas, pero no las seguimos. Lo que hacemos es acercarnos a la orilla desde la zona más segura y disfrutar de todo lo que nos rodea.

Seguimos embaucados por todo lo que nos rodea, los lagos son una constante y seguimos parando en los diferentes puntos panorámicos que hay. De todos los que podemos contemplar nos dirigimos a uno para disfrutarlo tomándonos nuestro tiempo. Se trata del Peyto Lake. Hay un parking de acceso y es muy grande, así que asumimos que es uno de los más visitados. El acceso tiene unos 500 metros que se recorren sin problema. Una vez allí el color azul del lago es lo primero que te impacta. Las vistas no son como hasta ahora a pie de lago, en alguna de sus orillas, son desde un mirador sobre éste.

El Peyto Lake tiene una vista panorámica que sobrecoge. Su azul y el resto de montañas que lo encajan y le dan el agua hacen una escena mágica. La guía pone que es una de las mejores vistas del mundo, no se quedará muy lejos, pero como siempre, no sabemos quien hace las valoraciones. La suerte que hemos tenido ha sido no vernos acompañados de mucha gente.

Por último paramos en el Bow Lake, Crowfoot Glacier y desde aquí hasta Lake Louise donde esta noche nos quedaremos a dormir. Al llegar buscamos directamente el camping y nos alojamos allí, son 27$ por parcela/noche en tienda. Lo primero que nos llama la atención y que no habíamos visto nunca en un camping es la alambrada electrificada como medida de seguridad contra los osos. A parte de los avisos que nos dan en la entrada por este motivo o recomendaciones como la de dejar la comida metida en el coche.

El sitio está muy bien, es un entorno natural privilegiado. Tenemos todos los servicios habituales, lo único que sólo tienen una zona de duchas y están muy lejos de donde estamos acampados. Otra cosa que nos vamos encontrando en estas zonas naturales es que no ofrecen la posibilidad de conectarse a internet, al principio nos choca, pero más que un inconveniente lo vemos como una oportunidad.

Tras instalar la tienda nos vamos al pueblo, que en realidad es muy pequeñito así que no requiere mucho tiempo recorrerlo. Como siempre, y en cada pueblo que paramos, nos acercamos al centro de recepción de visitantes. Aquí nos van dando la información que solicitamos, podemos ver la de otros puntos de interés o aprender cosas con las exposiciones que tienen de los parques y sitios que visitas. Tenemos posibilidad de conectarnos a la wifi del centro de manera gratuita y aprovechamos para mandar noticias a la familia.

Nuestra despedida del día de hoy ha sido la más especial del viaje. El camping ofrece parcelas con opción de barbacoas y tienen pilas de troncos de madera de manera gratuita. Nosotros no hemos optado por ese tipo de parcela porque no disponemos de parrilla para asar, pero en las cocinas de uso común tienen una cocina de leña de las de antaño que nos da una posibilidad parecida. Un lujo, porque nos ha servido para hervir el agua para la cena y sentarnos en un banco frente al fuego que ha hecho que ni nos hayamos acordado de internet, whatsapp, facebook o nada parecido.


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