El cáncer oral o bucal afecta con mayor frecuencia a los labios y la lengua pero también puede ocurrir en la mucosa que recubre las mejillas, en el suelo de la boca, en las encías e, incluso, en el paladar.
La mayoría de los cánceres orales son los denominados carcinomas. Son tumores epiteliales derivados del denominado epitelio escamoso no queratinizado que recubre toda la boca. Por lo tanto, el tipo más frecuente de cáncer oral es el denominado carcinoma espinocelular o carcinoma epidermoide.
Son tumores de crecimiento lento, dado que en un principio frecuentemente existen lesiones premalignas.
Pero una vez que alcanzan un tamaño crítico se diseminan con rapidez a los ganglios linfáticos cercanos del cuello. Las lesiones pretumorales más típicas aparecen como una placa blanca que no se quita con facilidad (leucoplasia) o como una pequeña úlcera bucal. De ahí la importancia de acudir a un odontólogo o un cirujano maxilofacial en cuanto una pequeña zona ulcerada no cicatriza en menos de 15 días.
Dentro de sus causas está demostrado el hecho de fumar así como otros usos del tabaco y el consumo de alcohol. Ambos factores no se suman sino que se potencian. También la irritación crónica causada por dientes ásperos o dentaduras postizas. La infección por el virus del papiloma humano (VPH), el uso de medicamentos inmunosupresores y la higiene dental deficiente también se han puesto en relación con la aparición de cáncer oral. Este tipo de tumores son más frecuentes en los hombres y sobretodo entre los 40-45 años.
Síntomas del cáncer oral
Lo más frecuente es que aparezca como una pequeña tumoración o una úlcera que puede ser pálida, oscura o pigmentada.
Generalmente suele ser indoloro al principio pero si el tumor está más avanzado puede producir dolor o ardor en la zona. Otros síntomas del cáncer oral que pueden ocurrir son problemas al masticar, dificultad al hablar y hasta dolor al deglutir.
Cuando existe pérdida de peso y ganglios linfáticos inflamados en el cuello el tumor suele estar extendido a otras zonas.
El diagnóstico será realizado por la exploración clínica del odontólogo o del médico que confirmarán la existencia de una zona ulcerada o abultada. Para confirmar este diagnóstico clínico es necesario una biopsia de la zona afectada. Para determinar su extensión serán necesarios estudios radiológicos (TAC, RNM). Si existe la sospecha de que los ganglios cervicales están afectados, la realización de una punción citológica es fundamental.
Tratamiento del cáncer oral
El tratamiento del cáncer oral sigue siendo fundamentalmente quirúrgico. Depende de la denominada clasificación TNM. Si el tumor es pequeño, una simple extirpación quirúrgica puede ser suficiente.
Los tumores de mayor tamaño necesariamente necesitan una cirugía, no sólo local, sino regional de los ganglios del cuello y de las zonas adyacentes al tumor. La cirugía hoy en día no sólo extirpa el tumor y las zonas afectadas sino que reconstruye directamente la mayoría de los defectos. Generalmente se realizará todo en el mismo procedimiento quirúrgico.
La reconstrucción puede ser muy compleja requiriendo técnicas de microcirugía con colgajos de hueso y partes blandas de otras localizaciones.
La radioterapia y quimioterapia complementan a la cirugía en los tumores más grandes. Existen algunos protocolos que valoran también solo la quimio y radioterapia en el tratamiento.
Posteriormente un tratamiento rehabilitador puede ser necesario como logopedia, fisioterapia, para mejorar los movimientos de la masticación y devolver una adecuada deglución y habla.
Pronóstico
La experiencia nos dice que tras el diagnóstico y el tratamiento del cáncer oral, alrededor de la mitad de las personas que lo padecen vivirán más de cinco años. Las cifras de curación podrán llegar hasta el 90% si el cáncer oral es detectado a tiempo. La radioterapia influye mucho sobre la sequedad en la boca y la dificultad para deglutir.
Lo más importante como siempre es la prevención. Está en nuestra mano evitar el consumo de tabaco, corregir los problemas dentales cuando aparezcan, limitar o evitar el consumo de alcohol y, por supuesto, tener una adecuada higiene oral.