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Las Torres Gemelas fueron derribadas hace ya una década, pero a día de hoy todavía se convive con las secuelas físicas y psicológicas en aquellos que sobrevivieron a la tragedia del ataque terrorista. El Fondo de Compensación para las Víctimas del 11-S ha ampliado la zona de Manhattan en la que pueden hacerse reclamaciones por enfermedades respiratorias asociadas a los atentados, aunque seguirá excluyendo solicitudes de compensación por cáncer y otras dolencias como enfermedades mentales.
La ley, llamada «James Zadroga - 11 de septiembre de 2010» en honor a un policía de Nueva York que murió por problemas respiratorios en 2006, incluye el asma, la obstrucción pulmonar o la bronquitis crónica, entre las patologías con más casos. Pese a no incluir las patologías oncológicas en la anterior clasificación, hay numerosos estudios que avalan esta situación. El último de ellos, publicado en la prestigiosa revista «The Lancet», apunta a que los bomberos que respondieron a las llamadas de emergencia tras el 11-S en Nueva York sufren desde entonces un aumento de casos de cáncer, según un nuevo estudio que contradice el último informe oficial que desvincula esta enfermedad de las cenizas y el humo que provocaron los atentados.
Así consta en un nuevo estudio encargado por el Departamento de Bomberos de Nueva York (FDNY, por sus siglas en inglés), financiado durante siete años con fondos federales. Este departamento asegura haber descubierto un aumento de los casos de leucemia entre los bomberos que trabajaron en la «zona cero» y añade que antes del 11S la incidencia de cáncer «era significativamente menor» que entre el resto de la población y tras los atentados esa tasa se ha igualado.
Esas conclusiones contradicen las del Instituto Nacional para la Seguridad y Salud Ocupacional de Estados Unidos, que el pasado julio determinó que no hay pruebas suficientes para proponer que se incluya el cáncer en la lista de las enfermedades relacionadas con los atentados y que dan derecho a ser compensado por el tratamiento. El 60 por ciento de los voluntarios que trabajaron en el desescombro de la «zona cero» sufre todavía hoy, casi cinco años después de los atentados del 11 de septiembre del 2001, enfermedades respiratorias, algunas de ellas graves. Así lo desvela un amplio informe, el mayor realizado hasta ahora, por el hospital neoyorquino Monte Sinaí, en el que han aportado sus historiales médicos 9.500 de los cerca de 40.000 voluntarios que, de forma altruista, colaboraron en la limpieza del solar del World Trade Center en Nueva York.
**publicado en "LA RAZON"
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