A estas alturas no hay duda alguna: “Bailando” ha sido la canción del verano. Enrique Iglesias y Gente de Zona han batido récords y se han escuchado por doquier. El tema, compuesto por el cantautor cubano Descemer Bueno, también ha sido versionado hasta la saciedad y en Estados Unidos ha vendido más de un millón de copias, llegando a alcanzar un disco de platino. Sin embargo, ¿te has preguntado por qué su estribillo sigue dándote vueltas en la cabeza?
¿Cómo influye la canción del verano en el cerebro?
Si nos remontamos atrás en el tiempo nos daremos cuenta de que todos los temas que han llegado a convertirse en “canciones del verano” tienen un punto en común: un estribillo pegadizo que suele generar un fenómeno que en inglés se denomina “earworms” (gusanos del oído).
Los “earworms” son pequeños fragmentos de la canción, de entre 30 y 45 segundos, que se repiten una y otra vez en nuestra mente, sin que podamos detenerlos. Casi siempre se trata del estribillo de la canción pero no siempre. Este efecto es aún más intenso si escuchamos el tema antes de irnos a la cama.
Los neurólogos afirman que este fenómeno demuestra lo sensible que es nuestro cerebro ante la música, hasta el punto que a veces esta puede llegar a ser abrumadora. Recientemente se ha descubierto que el mecanismo responsable de esta repetición se encuentra en nuestra memoria a corto plazo, es lo que se conoce como “sistema de esclavitud” de la información.
En práctica, una pequeña zona de nuestro cerebro capta los sonidos y los mantiene activos para que podamos enfocarnos en ellos y los procesemos. Es como si fuese otro oído, el ejemplo clásico es cuando repetimos mentalmente un número de teléfono para no olvidarlo. Pues bien, esta parte del cerebro es particularmente sensible y puede “infectarse” con cualquier cosa, desde una lista de compras hasta las frases de una canción.
La repetición también cuenta
Para que un tema se convierta en la “canción del verano” no solo es necesario que tenga un estribillo pegadizo, también es importante que se repita constantemente, en todas las emisoras y locales, así genera lo que se conoce como “Efecto de la Familiaridad”.
Aunque en un primer momento la canción no nos guste ni nos atraiga de manera especial, llega un punto en el cual nos hemos expuesto tantas veces a ella, que nuestro cerebro la reconoce, la identifica como algo familiar. En este punto, le dará prioridad a esa canción sobre cualquier otro tema nuevo ya que nuestro cerebro experimenta más placer cuando reconoce un canción que cuando debe enfrentarse a un tema completamente nuevo.