Revista Música

Canciones y literatura: Eramos unos niños - Patti Smith

Publicado el 14 enero 2011 por Amo Descubrir Canciones @adcanciones
Canciones y literatura: Eramos unos niños - Patti Smith
Es difícil para el hombre entender la obsesión femenina por anotar todo lo que le pasa en un diario íntimo. Sobre todo si no es sólo un furor romántico adolescente. Pero en este caso tenemos que agradecerle a Patti su terquedad para mantener ese ritual aún en sus más oscuros momentos. El resultado es Eramos unos niños. Un libro, un diario, pero por sobre todo una hoja de ruta de una joven de pueblo que un día decide ir a la gran ciudad pensando en tomar la primera mano que encuentre, y este caso es la del artista Robert Mapplethorpe su guía, consejero y chamán. Así, todo junto. A través de las 294 página hay vitalidad, sueños, delirios, coraje, hambre, mucho rock (ese que va más allá de las canciones) y fuego. Estas dos almas gemelas vivieron en llamas la década del setenta y ochenta. Tanta llama consumió a Robert, y dejó en Patti unas cuantas quemaduras en forma de canción. Hablando de melodías, hay muchas en el libro y compilamos algunas que pasarán a escuchar/leer, luego de esta especie de prólogo que me dio mucha verguenza escribir.
"Por todo el muelle había niños pescando cangrejos con sus abuelos. Metían pollo crudo en una jaulita atada a una cuerda y la arrojaban al mar. Una violenta tormenta se llevó el muelle en la década de 1980, pero Nathan´s, que era el lugar preferido de Robert, se mantuvo en pie. Por lo general, sólo teníamos dinero para un perrito caliente y una Coca Cola. El se comía toda la salchicha y yo casi todo el chucrut. Pero aquel día teníamos dinero suficiente para dos de todo. Cruzamos la playa para saludar al mar y le canté a Robert "Coney Island Baby" de The Excellents. El escribió nuestros nombres en la arena".
"Cuando regresaba con la colada hecha, me parecío oir la voz de Tim Hardin cantando "Black Sheep Boy". Robert había conseguido un tocadiscos a cambio de una mudanza y había puesto nuestro disco favorito. Fue una sorpresa para mí. No teníamos un tocadiscos desde nuestra época en Hall Street".

"Había compuesto "Fire of Unknown Origin" como un poema, pero, después de conocer a Bobby, lo convertí en mi primera canción. Me esmeré en encontrar algunos acordes para acompañarla con la guitarra y se la canté a Robert y a Sany. Ella se mostró especialmente complacida. El vestido de la muerte era suyo".

"Matthew apareció de improviso con una caja de singles. Estaba obsesionado con Phil Spector, parecía que la caja contuviera todos los singles que había grabado Phil. Miró a su alrededor con nerviosismo. Tienes algún single?, me preguntó, inquieto.
Me levanté, hurgué entre mi ropa sucia y encontré mi caja de singles, era de color crema y estaba decorada con notas musicales. Matthew contó de inmediato nuestra colección conjunta.
- Tenía razón -dijo-, Tenemos la cantidad justa.
- La cantidad justa para qué?
- Para una noche de 100 discos.
A mí me pareció lógico. Los pusimos, uno tras otro, empezando por "I Sold My Heart to The Junkman". Cada canción era mejor que la anterior. Me levanté de un salto y me puse a bailar. Matthew iba cambiando las caras como un pinchadiscos desquiciado. Entonces entró Robert. Miró a Matthew. Me miró a mí. Miró al tocadiscos. Estaban sonando The Marvelettes. Dije: A qué esperas?
El dejó caer el abrigo al suelo. Aún quedaban treinta y tres singles por poner".



"Una tarde íbamos caminando por la calle 8, cuando oímos "Because The Night" sonando a todo volumen en un escaparate tras otro. Era mi colaboración con Bruce Springsteen, el single del álbum "Easter". Robert fue nuestro primer oyente después de grabar la canción. Yo tenía una razón para eso. Era lo que siempre había querido para mí. En el verano de 1978 la canción subió al decimotercer puesto de la lista de los 40 principales e hizo realidad un sueño de Robert de que un día yo tendría un disco de éxito.
Robert sonreía y caminaba al ritmo de la canción. Sacó un cigarrillo y lo encendió. Habíamos pasado muchas cosas juntos desde que me rescató del escritor de ciencia ficción y compartimos egg cream cerca de Tompkins Square. El estaba claramente orgulloso de mi éxito. Lo que quería para sí, lo quería para los dos. Exhaló un hilo de humo perfecto y habló en un tono que sólo utilizaba conmigo; un tono de reproche mezclado con perplejidad, una dmiración sin envidia, nuestro lenguaje de hermanos.
- Patti -dijo, arrastrando la voz-, te has hecho famosa antes que yo".


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