Revista Diario
Hoy quiero hablar de mi nieta Candela, hija de mi hijo varón. La llegada a esta vida de esta hermosa criatura que Dios nos dió siendo todavía jóvenes para disfrutarla, es increíble lo que cambió la vida de Mi Reina. Son como dos hermanitas que se cuidan mutuamente. Es el amor más puro que existe sobre la tierra. Candela hace que los días de Verónica cuando está en casa, sean mejores, mucho más ricos para su rehabilitación. El correteo de Cande dentro de la casa, los juguetes por todos lados moviéndose de una habitación a otra, los gritos, las risas, las carcajadas, los lápices de colores, fibras y crayones, los juguetes de encastre, las películas de las princesas de Disney, Barbie y el Chavo del Ocho, la música, todo ello hace que Mi Reina se sienta feliz y ría todo el tiempo.
Aquella noche de un 04 de junio cuando nació Cande, muy dentro de mí algo me decía que iba a ser así. Es una niña dulce, cariñosa, desde muy pequeñita comprendió las limitaciones de su tía y sin hacer preguntas la ayudaba. Hoy con sus 5 añitos sabe como manejar cualquier situación. Es una niñita muy especial y pienso que me la envió Dios con un único propósito, que Mi Reina sea feliz...