Las encuestas de carácter nacional reflejan una colosal remontada de Donald Trump, que ya supera a la Fraudulenta Hillary, como denomina con acierto a Hillary Clinton, en intención de voto. Según los medios consultados, Trump aventaja a la Fraudulenta entre tres y seis puntos. En alguna encuesta Hillary todavía se mantiene tres puntos arriba, pero su descenso es tan acusado que se advierte una tendencia a la baja muy fuerte entre todos los potenciales votantes en noviembre. Incluso muchos de los votantes de Bernie Sanders van a votar a Trump.
Entretanto, es Donald Trump quien mantiene la atención constante de los medios de comunicación y polariza las noticias, de una forma o de otra. Sus propuestas cada vez son más presidenciales y con un mayor alcance. Su lista de potenciales candidatos al Tribunal Supremo ha puesto el foco de atención en otro de los temas cruciales en esta campaña electoral.
Algunos de los once jueces que están en el punto de mira de Trump para el Tribunal Supremo para sustituir al juez Antonin Scalia son: William Pryor, Joan Larsen, Don Willett, Allison Eid y David Stras, entre otros.
Esta lista está integrada por jueces federales y estatales altamente calificados, con un perfil conservador que garantizaría el respeto por la Constitución de los Estados Unidos y que los jueces pro demócratas no sigan pervirtiendo la misma con sus reformas judiciales.
La lista es importante porque es un movimiento hábil e inteligente para unir al Partido Republicano, que cada semana es más fuerte y está mejor preparado para disputar las elecciones presidenciales con garantías de victoria.
Donald Trump ha declarado públicamente que una de las grandes decisiones del próximo presidente es la elección del nuevo miembro del Tribunal Supremo. Al prepararse desde este momento para afrontar esa decisión, demuestra que se enfoca en los temas importantes. Mientras los medios de comunicación, nacionales e internacionales, tratan desesperadamente de hundir al candidato republicano y ensalzar a la Fraudulenta Hillary, Trump avanza en positivo, conquista nuevos segmentos sociales, dinamiza la campaña electoral y dinamita toda la teoría política para entrar en la Casa Blanca.
De momento, ya es el candidato republicano que más votos ha cosechado en la historia. Y esa es una realidad. No la ficción que venden los medios de comunicación pro Frau Hillary.