Revista Libros

Cándido

Publicado el 21 octubre 2011 por Icíar
Cándido
Escritor: Voltaire
Erase una vez un reino en Westfalia (Alemania). Dentro de sus murallas vivían protegidos entre otros, Cándido; su amada Cunegunda; y el filósofo del reino, Pangloss.  En este reino la filosofía conocida es el optimismo, que afirma que todo lo que sucede en este mundo es lo que tiene que ser, pues todo va encadenado a lo que será su fin, ya que todo efecto tiene su causa. Y para que entendamos esto, nos cita un ejemplo que bien nos ilustra lo peligroso de nuestros razonamientos: ¡A ver! ¿por qué si no tenemos nariz?: pues para poder apoyar las gafas, es por eso que usamos gafas. Como se ve las narices y las gafas son la causa y el efecto. 
¡Pero …! por una u otra razón, los habitantes del reino de Westfalia pierden su cobijo, y acaban como el resto de la humanidad vagando por el mundo abierto buscando satisfacer las necesidades humanas, en la extrema crudeza del siglo XVIII, y lo que de aquí surge es muy gracioso, no tanto para los personajes, como para el lector.  Rodeados de maldad, traiciones e intereses, Cándido entre descanso y descanso, se para a pensar en las causas y efectos, porque le cuesta seguir creyendo en lo que su filósofo siempre le contaba, todo eso de que todo es perfecto, que todo es como tiene que ser, ¿No será que “el optimismo es obstinarse en defender con vehemencia que todo está bien cuando está mal”? 
En este vagabundeo extramuros, pasan por Francia, España, Latinoamérica, Constantinopla ….  Todos los mundos son iguales. Van recogiendo y recuperando sabios, y con ellos, entre periplo y periplo, lo pasamos muy bien con estas conversaciones y entretenidas disputas, en las que más que vislumbrar alguna explicación comprensible a todo este asunto de la existencia, se convierte en una forma de comunicación y consolación para los personajes, que nos resultan muy amenas, divertidas, e instructivas.
Uno defiende el optimismo; otro por el contrario piensa que el hombre es sólo un lobo para el hombre; otro defiende la creencia de que “el hombre ha nacido para vivir en medio de la angustia o en medio del aburrimiento”; y casi por último el sabio que se enfada y contesta a la pregunta de la existencia:  “¿Acaso es de vuestra incumbencia? ¿qué importa que haya bien o mal?” A callar y dejad de quejaros. 
Como cebo, Voltaire, entre tanto mundo imperfecto, nos presenta uno perfecto: “El Dorado”, un pueblo de imposible acceso en algún lugar de Perú. Allí el barro es oro, las piedras diamantes, no hay juzgados ni cárceles, no hace falta, todos tienen la misma forma de pensar, de creer, no existen conflictos. Pero ¡qué torro! se dicen. Con unos pocos diamantes de esos, seríamos en el otro mundo más ricos que los mismos reyes. “Así que estos seres felices decidieron no serlo ya más y se fueron” 
Este relato es un cuento filosófico corto, muy gracioso, nada espeso, y divertido, donde todos los personajes comparten algo en común, sentirse los seres con motivos más que suficientes para ser los más desgraciados de los seres humanos, y tratar de entender de qué va todo esto de la existencia. 
Creo que al final Voltaire concluye con que si los tres males que existen en el ser humano son: el aburrimiento, el vicio y la necesidad. Es el trabajo la medicina para todos ellos.

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