Revista Psicología

Candy Crush y las 15 lecciones que me ha dado para la vida

Por Paulo Mesa @paucemeher
Candy Crush y las 15 lecciones que me ha dado para la vida

Luego de recorrer 740 niveles en Candy Crush creo que tengo suficiente "autoridad moral" para decir por qué este juego, aparte de ser verdaderamente adictivo, cada vez me deja más enseñanzas profundas para la vida. Aquí voy:

1. Insistir, persistir, resistir y nunca desistir

Me he visto a punto de desinstalar la app que tengo en el iPad o de definitivamente no volver a jugar, pero me digo: ¡No desistas, sigue luchando, lo vas a lograr! Y efectivamente lo logro. No rendirme me ha hecho llegar tan lejos como he podido y cada vez me vuelvo más persistente. Mientras más lucho, más avanzo y más logro; cada vez tengo más recursos para resolver los nuevos retos (niveles) que se me van presentando.

2. Nunca desfallezcas... juega hasta el último movimiento

No cantamos victoria ni nos declaramos derrotados hasta tanto no juguemos el último movimiento de la partida. Nunca sabemos cuándo podemos hacer esa jugada de antología que con solo un movimiento nos hace ganar.

3.La vida es un complejo de relaciones causa - efecto

Lo que haces en un lado impacta en otro, y otro, y otro y así sucesivamente. Si estimas un movimiento debes tratar de evaluar qué efectos "sistémicos" tiene; puede que tengas una intención, pero cada cosa que haces trae consecuencias, puede que ahora o después. Si desperdicias movimientos al principio de la partida puede que los necesites al final justo cuando estás a punto de ganarla.

4. Lo "fácil" y lo "difícil" es solo un juicio

Hay tableros que se ven bastante simples, pero ganar el nivel es complejo y puede tomarte días e incluso semanas. Se parece a la vida; muchas veces creemos que algo es pan comido, hasta que en realidad nos metemos hacerlo y descubrimos que no es así. Hay que vivir las cosas, untarse, experimentar y solo hasta ese momento podemos decir si algo es o no fácil; lo contrario es juzgar desde afuera. Adicionalmente, un juego es fácil o difícil dependiendo de lo competentes que nos sintamos para afrontarlo.

5. No te "cases" con una solución

Siempre hay más de una forma de resolver un problema. Muchas veces me he visto anclado en un nivel tratando de pasarlo usando el mismo enfoque, pero cuando me aventuro a explorar nuevas maneras de atacar el problema me doy cuenta de que podía resolverlo más fácil. Tal vez sea una de las cosas que más me disfruto de Candy Crush: ¡El hecho de que te obliga a pensar distinto siempre!

6. Se puede progresar sin gastarse ni un peso

Al momento de escribir esta entrada voy en el nivel 740. No le he dado ni un solo dólar a King Software para comprar ayudas, movimientos ni nada por el estilo. Tal vez esto no tenga ningún mérito en sí, pero me deja una lección importante: el dinero no lo es todo, no es la única clave para resolver problemas.

7. El valor de pedir ayuda

Acabo de hablar de ayuda humana. Candy Crush te enseña a pedir y regalar movimientos y vidas extra. También debo confesar que tres niveles los pude pasar por la ayuda de mi esposa, y viceversa (también le he ayudado a ella...). La lección aquí es: tengo un límite, hay cosas que puedo hacer por mí mismo y otras que no; pedir y dar ayuda no está mal.

8. Descansa y vuelve a empezar

Jugar persistentemente el mismo nivel termina volviéndose desgastante. Esto se me parece a la vida cuando nos metemos en un círculo vicioso. A veces parar o dejar de jugar un buen tiempo y luego retomar es mágico: ¡En dos jugadas paso fácil! Me renuevo y llego viendo el juego distinto; con la mente despejada veo todo más claro.

9. No todo sale necesariamente como planeamos

Ya hablé de los efectos "sistémicos". Mover una ficha aquí para que pase una cosa puede terminar haciendo que pase otra totalmente contraria a lo que queríamos y obligándonos a replantear por completo el juego o simplemente perdiéndolo.

10. Cuatro ojos ven más que dos

Esto tiene que ver con pedir ayuda; hay veces que alguien con el "ojo" desapasionado y limpio te puede ayudar a ver mejor las jugadas que puedes hacer. En la vida no te las sabes todas y alguien te puede aportar una perspectiva fresca y distinta viendo las cosas desde un ángulo diferente.

11. Hay ayudas que dan más problemas que soluciones

No obstante, también hay ayudas que complican más las cosas. Los pececitos en Candy Crush demuestran que cada que salen son absolutamente inútiles y estorbosos. Hay veces que es mejor no ayudar y dejar las cosas como estaban.

12. Juega el juego como si solo tuvieras una vida

La sensación de saber que solo me queda una vida y que ya no habrá más, me da una clase de inspiración y concentración especial. Muchos niveles los he pasado en este nivel de atención y focalización especial. Es raro porque aunque sé que pasados unos minutos tendré más vidas, es el reto y la emoción de no fallar las que me hacen inspirarme y ganar. Somos entidades inmortales habitando un cuerpo mortal, por eso hay que aprovechar al máximo esta única vida.

13. No todas las ayudas sirven para lo mismo

No todos los recursos y ayudas en Candy sirven para lo mismo. A veces obtener estas ayudas es totalmente inocuo y lo que hacen es distraerme. Hay también momentos donde lo que basta es mover bien las fichas sin ninguna clase de ayuda. Candy me enseña a saber dónde pedir ayuda y dónde no, discernir cuál es la ayuda apropiada en un nivel o cuál es mejor guardarla para más adelante.

14. El valor de yudar a otros, así no te lo pidan

Otra cosa que te enseña Candy es que en la vida siempre es bueno ayudar a otros así no te lo pidan. Dale vidas o movimientos extra, no importa, pero la ayuda que sea que des que preferiblemente se enfoque en servirle a alguien para seguir avanzando en su camino, a seguir creciendo para convertirse en lo que Realmente Son.

15. Es tu juego, es tu vida... qué importa cómo le vaya a los demás

Finalmente, y la lección más importante, es que mi camino es mi camino. Aunque haya más gente caminando igual que yo, lo importante es lo que yo haga por mí. Si voy lejos o al principio del juego en realidad no importa, siempre habrá gente adelante o detrás de mí. Es mi camino, es mi vida y yo la llevo tan lejos o tan cerca, tan rápido o tan despacio, con tanto o con tan poco como yo decida... lo importante es en quién me convierto recorriendo ese camino y poder decir con franqueza que cada vez juego mejor, que cada vez camino más fácil.

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