Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial los japoneses practicaron el canibalismo con prisioneros de guerra norteamericanos y australianos e incluso con sus propios soldados caídos. Esa práctica era un modo de adiestramiento de los soldados japoneses, como método de deshumanización. Les golpeaban, humillaban y les obligaron a hacerlo. Lo que demuestra la crueldad de un ejército insensible.
Este es un hecho prácticamente desconocido que les diferenciaría frente a las atrocidades cometidas por todos los ejércitos que participaron en el conflicto. El primero que encontró datos sobre estas practicas fue el historiador japonés Yuki Tanaka en archivos norteamericanos. El acceso a los archivos japoneses sigue vetado para los extranjeros y los soviéticos han estado muy limitados. Aún hay muchos horrores que están por salir a la luz.
Esta práctica se suma a otras llevadas a cabo por los nipones, como el uso de mujeres de los territorios ocupados como prostitutas forzosas para la tropa, las conocidas como "mujeres de confort" o las matanzas que en Nanking acabaron con la vida de entre 200.000 y 300.000 chinos de un modo tremendamente cruel. Al igual que las aberraciones seudocientíficas que realizaba el Escuadron 731 como las vivisecciones o los ensayos con armas químicas y biológicas realizadas a los prisioneros.
Al final de la guerra norteamericanos y australianos supieron de estas prácticas pero decidieron ocultar el canibalismo perpetrado por los japoneses, debido al tremendo impacto psicológico que podría suponer para los familiares de los prisioneros que habían sido devorados.
En la Segunda Guerra Mundial está claro que todos los ejércitos cometieron crímenes pero no todos llegaron a esos niveles de crueldad. No todos los ejércitos fueron iguales. Atrocidades que se dan en todas las guerras, aunque el canibalismo de los japoneses es sin duda uno de los hechos más terribles de la Segunda Guerra Mundial.
Fuente:
La Segunda Guerra Mundial, Anthony Beevor
Diario de Octubre
El País
Xinhua Español
La Razón
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