Autor: Kurilonko
La siguiente escena se desarrolla en casa de un familiar, hemos sido invitados a almorzar con mi mujer y antes de pasar al comedor, conversando de esto y lo otro, el anfitrión aparece con una botella de licor y sendos vasos. Coloca uno frente a mí y cuando lo va a llenar le digo: "No, gracias, no bebo alcohol, fumo marihuana."
Me mira con cara de incredulidad, asume que estoy chanceando y replica:" Pero cómo, no tomas nunca?". " Exacto-contesto-nunca."
Su esposa, pendiente de lo que ocurre acota: "Pero si fumar marihuana es un vicio tan terrible!!."
Bueno, el intercambio de opiniones al respecto siguió hasta concluído el almuerzo y de ahí me surgió la idea de esto que estoy escribiendo y describiendo. ( Fragmento tomado desde acá)
Han pasado varios años desde esa escena y nuevamente estamos con mi mujer sentados a la mesa de esos familiares. Conversamos de todo un poco. Tomás, el anfitrión, ronda los 65 años; activo, ocupadísimo con su empresa de transportes por carretera. Raquel, su media naranja, unos años menos, ocupadísima también con todo lo que implica el manejo de una casa muy grande, donde permanentemente deaumbulan hijos, nietos, nueras amén de unos cuantos conductores esperando destino.
Y llegamos al momento del café. Me llama la atención que Tomás y Raquel no beban ese brevaje, como sabía acostumbraban sino una " agüita de hierbas". Por alguna razón, mi mirada se detiene en una forma, flotando sobre el agua de sus tazas; una forma que me parece conocida pero fuera de lugar: un par de hojas verdes, dentados sus bordes ¿ cannabis? Sí, cannabis. ¿ Y eso? -pregunto sin el más mínimo asomo de ironía.
Y ahí me cuentan que están usando marihuana en su vertiente terapéutica desde hace ya varios meses y que jamás se habían imaginado que " la droga que usa una caterva de desadaptados marihuaneros" tuviese esas propiedades y que ahora, al estar más informados ( no pregunté dónde ni cómo obtuvieron esa información, menos dónde consiguieron la marihuana) y considerando los efectos secundarios bastante desagradables de las medicinas que debían tomar para los dolores causados por una lumbociática recurrente y trastornos del sueño originados básicamente por el stress, decidieron experimentar. Y, sí, funciona. Quieren saber más.
Les explico que si quieren y están dispuestos a aceptar los riesgos legales que implica el tener un par de plantas en el patio, pueden cultivar una variedad de cannabis que tiene bajo contenido de THC ( el responsable del colocón) y alto de CBD, que es la parte medicinal que algunas razas de cannabis tienen.
El Cannabidiol (CBD) se considera un cannabinoide no psicoactivo, aunque podría parecer que tiene efectos psicoactivos, ya que ocasiona un colocón sedante que es el responsable del alivio que muchas personas buscan en el uso medicinal. Sus aplicaciones medicinales superan las de cualquier otro cannabinoide conocido, e incluyen: reduce y previene la inflamación y la náusea, diabetes, transtorno de estrés postraumático, esquizofrenia, artritis reumatoide, epilepsia, enfermedades cardiovasculares, antipsicótico, ansiolítico e incluso analgésico contra los dolores neuropáticos y por espasmos musculares, que tradicionalmente resultan más difíciles de tratar con otras medicinas, incluso farmacéuticamente.
Aunque ambos cannabinoides, THC y CBD, tienen muchas propiedades beneficiosas cuando se usan individualmente, si se usan en combinación, tal y como vienen en la planta de marihuana, sus efectos son mucho más impresionantes. Cuando trabajan conjuntamente con el THC, las moléculas de CBD pueden contrarrestar parte de la ansiedad que causa el THC, así como aliviar diferentes tipos de dolor de los que alivia el THC. La naturaleza resulta ser un buen doctor al combinar ambos en la misma planta, ya que son mucho más efectivos cuando se administran juntos, especialmente para las personas con múltiples síntomas. (*)
Y así llegamos al área chica. ¿ Qué variedad?
Painkiller XL, producida por Royalqueenseeds, tiene sólo un 9% de Thc, - el componente que proporciona el efecto psicoactivo-, y 9% de CBD que es la parte terapéutica.
Ya, tenemos la planta, ahora ¿ qué?
Esperar que llegue a término, madure y a secarla.
En ese caso corté las ramas y las puse a secar al dentro de una caja de cartón a la que abrí algunos agujeros en los costados. La caja, cerrada, durante el día, en el patio donde le diera bastante luz y calor del sol. En la noche, dentro de la casa.
Una vez perfectamente seca, retiraba las hojas y tallos y con eso estaríamos listos para la preparación de aceite de cannabis, que es la forma que con mi mujer proveímos durante un tiempo a una amiga que sufría los desagradables efectos secundarios de la quimioterapia. Lo hicimos con aceite de oliva.
Entre todos los disolventes que conozco, esta es la elección óptima para la preparación de aceite de cannabis para la automedicación; ello por la facilidad de manejo, preparación y disponibilidad. Además del cannabis, necesitarás un frasco de vidrio ( de esos para preparar conservas) de un litro de capacidad, un recipiente que pueda contenerlo y aceite de oliva de buena calidad.
Retiras hojas y tallos dejando sólo los cogollos. Con tijeras, los picas ligeramente; no es necesario que queden convertidos en polvo.
Colocas en el frasco de vidrio una taza de esta mixtura: debe ocupar un poco menos de un cuarto de su capacidad, luego, llenas el frasco con aceite de oliva.
Hecho lo anterior colocas el frasco dentro del recipiente que lo contendrá y agregas a éste agua fría, la necesaria para que llegue, a lo menos, hasta el tercio superior del frasco.
Pones esta parafernalia sobre la cocina, enciendes y la dejas ahí unas dos a dos horas y media. Debes vigilar frecuentemente que el agua no se evapore y consuma hasta más abajo de la mitad del frasco. Este proceso busca elevar la temperatura del aceite hasta los 100 grados celsius y no más allá; con eso, los componentes activos del cannabis se disuelven e incorporan al solvente.
Hecho lo anterior, dejas que se enfríe, retiras el frasco del recipiente y filtras el aceite. Y eso es todo.
¿La dosificación?
Acá entramos derechamente al mundo antiguo, donde cada pócima a través del ensayo y error era finalmente dosificada. Haremos lo mismo. Comenzaremos con una cucharada de té puesta en alguna ensalada, pan o simplemente tomado así, a lo bestia.
Desde ahí, puedes ir aumentando la dosis inicial hasta encontrar "el" punto exacto. Tal vez demorarás un par de semanas, pero, eso es un detalle, digo. Debe haber a lo menos seis horas entre una ingesta y la siguiente.
Como dato al margen: Un frasco de Sativex en spray, suficiente para 48 pulverizaciones costaba 400 Euros; uno de aceite de cannabis de 10 ml, cuesta 35 euros.
El costo que tuvo para nosotros preparar cuatro litros de aceite de cannabis, fué de $ 35.000 ( pesos chilenos, aproximadamente 50 Euros) Lo más caro fueron las semillas que acá costaron casi $ 30.000.
Los dos párrafos anteriores tal vez grafiquen el por qué hay tanta oposición a permitir el autocultivo.
(*) Royalqueenseeds.
© La Consulta de Kurilonko 2.015