La comunicación mediante dispositivos móviles, la conectividad ubicua y la convergencia de dispositivos han hecho que la manera de relacionarse cambie. Además, el factor edad hace que el sistema sea aún más complejo. El teléfono móvil aúna las tres variables con las que hemos comenzado este post: un aparato que nos acompaña a todos lados, que nos permite una conexión perpetua y que recoge documentos audiovisuales. Todo ello en un dispositivo que cabe en un bolsillo. Algo impensable hace diez años, pero que los adolescentes han sabido integrar en su desarrollo evolutivo como algo normal, cotidiano e imprescindible.
Esta hiperconexión hace que los sistemas de relación social y cultural se hayan transformado, intercambiando y superponiendo esferas privadas y públicas. Así, los elementos tradicionales de la comunicación, emisor, canal, comunicación se hacen cada día más complejos, generando por lo tanto unos constructos claramente diferenciados que son incompatibles entre grupos de edad diferentes. De esta manera niños y adolescentes construyen su escenario relacional sobre un sistema tecnológico de manera diferente a cómo lo haría un adulto medio.
Esta semana, según informa The NY Times, en la localidad de Canon City se ha dado un caso de sexting grupal, donde niños y adolescentes compartían imágenes con poco o ninguna ropa. Cuando las autoridades han iniciado la investigación, algunos de los afectados han afirmado que esta práctica se venía haciendo desde hacía años y que en muchos casos se actuaba bajo presión. El sheriff de Canon City, Paul Schultz, reconoció que el problema sobrepasa la capacidad de gestión de la ciudad. "Con las nuevas tecnologías, estas imágenes llegan a todos lados", [más info]
alfonsovazquez.comciberantropólogo