Canon digital, otro varapalo de Europa a una ley española

Es evidente que en España (también en otros países) se legisla demasiado y mal, lo cual, entre otras muchas cosas, va en contra de la seguridad jurídica, algo que brilla por su ausencia en este bendito país. Una de las pruebas de que eso es así (lo de que se legisla mal, porque lo de que se legisla mucho no requiere demostración alguna) es que cada dos por tres tienen que venir de Europa a decirnos que nuestras leyes son una mierda. Es lo que ha pasado ahora con el dichoso canon digital y su última modificación que compensaba a los autores a través de los presupuestos a mano alzada, sin ningún criterio mínimamente real o lógico.

El canon digital en entredicho, otra vez

Canon digital. Vencido por KO. Sentencia europea.

Uno de los problemas de estas cosas es lo que tardan en aparecer las alarmas. La nueva normativa está en vigor desde el 2012, hace ya cuatro años. Ha sido ahora cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea ha dicho que considera ilegal el sistema. Dice algo muy lógico y que nuestros legisladores no tuvieron en cuenta porque les falta el sentido común: que el autor se tiene que financiar del dinero de los usuarios de las copias privadas y no vía una partida aleatoria del presupuesto destinada a esas cosas, así porque sí.

Textualmente: «se opone a este sistema, en la medida en que no asegura que el coste de la compensación equitativa sea soportado, en último término, por los usuarios de copias privadas».

La sentencia se ha producido por la impugnación que presentaron hace ahora cuatro años EGEDA, DAMA y VEGAP (más tarde parece ser que se sumaron a la impugnación SGAE y CEDRO), todas ellas entidades de gestión de derechos de autor.

Otra cuestión ilegal es el hecho de haber puesto (también arbitrariamente) un tope presupuestario sin ningún criterio claro y objetivo.

¿Qué pasará a partir de ahora? ¿Cuándo se aplicará la sentencia? ¿Implicará que será de aplicación el sistema anterior o habrá que legislar de nuevo? Recordemos que seguimos sin gobierno.

Ramón Cerdá