Se prevé dentro de dos años, la botadura del destructor que ocupa la imagen superior de nuestra entrada de hoy. Al parecer, tiene la capacidad de acercarse sigilosamente a la costa y es portador de unos cañones de riel electromagnéticos, capaces de disparar metal a alta velocidad sin la utilización de explosivos, una suerte de lo que en el cine de ciencia ficción utilizó Schwarzenegger en “Eraser”, y que finalmente es realidad al módico precio de siete mil cien millones de euros.
Esta bagatela representa casi el diez por ciento de la inyección de liquidez que precisa nuestra banca, la del cuarto país de Europa, que se diferencia de Uganda en el color de sus habitantes, y es la inversión que el gobierno de Obama, el progresista, llevó a cabo en el desarrollo de un arma peculiar.
La imagen inferior se corresponde con el Oasis of the Seas, el mayor buque de cruceros del mundo, fletado por Royal Caribbean para las vacaciones de su vida. Ignoro el precio final del paquebote, pero se me antoja también elevadísimo.
La diferencia entre ambas imágenes estriba en la distinta utilización de ambas naves. Una sirve para destruir, la otra para entretener. La primera aloja una tripulación formada en soportar el sufrimiento y las condiciones más adversas para vencer a un supuesto enemigo, y la finalidad del barco no es otra que matar. La segunda navega bajo una bandera de conveniencia procurando el placer de sus pasajeros con excelentes comidas, atracciones y un comodísimo descanso.
Juzguen ustedes cual de las dos inversiones es más rentable.
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