Revista Fotografía
Rajoy es como el cansino histórico de José Mota en versión
pontevedresa: Experto en dejar que todo se pudra a su alrededor
y especialista en aburrir a sus competidores hasta que tiran la
toalla. Cuando no los mete en la nevera como a Bárcenas, los
cuece a fuego lento como a Pizarro o les regala unas dagas
florentinas para que se entretengan, como hizo con Aguirre y
Gallardón. Con Camps ha optado por la estrategia del caracol,
de la que pronto veremos sus indigestos resultados.
El cansino histórico puede con todo, menos con la cansina
estadística que tan cansinamente duda de sus posibilidades
de llegar a la Moncloa.