Cantabria sensaciones.
Cantabria es una comunidad eminentemente costera, como lo demuestra el hecho de que la mayoría de su población vive junto al mar, lo cual conlleva una gran presión humana sobre el litoral. Lo más diferenciador de la costa cántabra respecto al resto de España, con la excecpción de Galicia, es la presencia de rías, que le dan un perímetro más enrevesado; así, Cantabria goza de 1 km de costa por vada 25 km2 de superficie, mientras que el total de España se sitúa en 1 km por cada 126 km2. Estas rías toman nombre propio diferente del de sus ríos; por ejemplo, la ría de Mogro es la desembocadura del Pas, y la ría de Cubas la del Miera.
Pronto, la plataforma sobre el mar Cantábrico se deshace en grandes pendientes hacia las profundidades, aguantando sólo entre 15 y 30 km mar adentro.
En general, la costa cántabra presenta los siguientes rasgos comunes:
Costas altas tendentes al desarrollo rectilíneo.
Presencia de rías profundas.
Presencia de acantilados abruptos.
Formación de puntales y barreras arenosas en los estuarios, a causa de las corrientes encontradas.
La costa cántabra queda dominada por acantilados calizos que se oponen a la acción de las olas, hecho que ha permitido la formación de pocas y pequeñas islas.
Por otro lado, las montañas de la Cordillera Cantábrica se acercan al litoral, al igual que sucede en Asturias y el País Vasco, especialmente en las regiones cercanas a éstos.
En toda la costa destaca la bahía de Santander, el puerto más grande y seguro entre Burdeos y La Coruña, si bien su forma ha menguado con los siglos a la vez que se ha ensanchado la cercana ría de Bilbao.
La bahía santanderina resguarda de todos los vientos excepto del sur.
La costa de Cantabria cuenta con 9 faros a lo largo de sus 174 kilómetros, entre la desembocadura del río Deva (ría de Tina Mayor) por el Oeste en el límite con Asturias y la punta del Covarón, cerca de la ensenada de Ontón, por el Este en el límite con Vizcaya.
Estos nueve faros son:
en San Vicente de la Barquera,
el faro de Punta Silla;
en Suances,
el faro de Punta del Torco de Afuera;
en Santander, los faros de
Cabo Mayor,
Isla de Mouro y de
la Punta de la Cerda;
en Ajo,
el faro de Ajo;
en Santoña, los faros
del Pescador y
del Caballo (este último fuera de servicio); y
en Castro Urdiales,
el faro del castillo de Santa Ana.
De acuerdo con la clasificación oficial, el faro de Cabo Mayor es de segundo orden, los faros de Ajo y del Pescador son de cuarto orden, los de Castro Urdiales, isla de Mouro, La Cerda y Suances son de quinto orden, y de sexto orden los de San Vicente de la Barquera y el del Caballo.
El haz de luz de mayor alcance es el generado por Cabo Mayor, con 29 millas en tiempo medio, seguido por los que emiten el de Castro Urdiales y el del Pescador, que alcanzan las 24 millas.
El faro más antiguo es el de Cabo Mayor, que conserva en perfecto estado la torre primitiva, construida en el año 1830. El más moderno, de los nueve de Cantabria, es el de Cabo Ajo, inaugurado justamente cien años después que el de Cabo Mayor, ya en 1930. También es el de Cabo Ajo el faro más septentrional de los nueve, con una latitud de 43 grados, 30,8 minutos.
Cantabria se convierte en uno de los destinos con mayor interés turístico de la península en cualquier época del año con sus más de 220 Kms de costa y sus numerosos parajes naturales.
Cuenta con más de noventa playas repartidas por su litoral, de gran belleza y calidad inigualables. Grandes, pequeñas, urbanas, aisladas, agrestes, de aguas tranquilas o de fuerte oleaje, en todas ella predominan las arenas finas, que en ocasiones dan lugar a sistemas de dunas.
Cantabria es una región de carácter montañoso y costero y con un importante patrimonio natural. Su enérgico relieve hace que el 40% de su superficie se sitúe por encima de los 700 metros de altitud y un tercio de la región presenta pendientes de más del 30% de inclinación.11 En ella se distinguen tres áreas morfológicamente bien diferenciadas:
La Marina.
Una franja costera de valles bajos, amplios y de formas suaves de unos 10 km de ancho cuya altitud no suele superar los 500 msnm y que limita con el mar por medio de una línea de rasas litorales, configurando abruptos acantilados que son rotos por la aparición de desembocaduras de ríos generando rías y playas.
En el litoral de la región destaca la bahía de Santander. Por el sur La Marina limita con La Montaña.
La Montaña.
Es una larga barrera de montañas abruptas paralela al mar que componen parte de la cordillera Cantábrica. En su mayoría de roca calcárea afectada por fenómenos kársticos y que cubren la mayor parte de Cantabria.
Forman valles profundos en disposición norte-sur con fuertes pendientes horadadas por ríos de carácter torrencial, de gran poder erosivo y cortos por la poca distancia entre su nacimiento y su desembocadura.
Los valles configuran diferentes comarcas naturales de la región bien delimitadas físicamente por los cordales montañosos: Liébana, Nansa, Saja, Besaya, Pas-Pisueña, Miera, Asón-Gándara, Campoo.
A la montaña pertenece la sierra del Escudo, cordón montañoso de entre 600 y 1.000 msnm y que a lo largo de la zona occidental de Cantabria sigue paralela a unos 15 o 20 km de la costa.
Montañas más altas nos encontramos a medida que nos desplazamos al sur, con una alineación de crestas que limitan los valles y las cuencas hidrográficas de los ríos Ebro, Duero y aquellos que desembocan en el mar Cantábrico.
Por lo general superan los 1.500 metros de altitud, desde el puerto de San Glorio en el oeste hasta el de Los Tornos en la parte oriental: Peña Labra, puerto de Sejos, puerto del Escudo, Castro Valnera y La Sía. También destacan los grandes macizos calcáreos de los Picos de Europa en la zona sur occidental de la región, cuyas cumbres sobrepasan la mayoría 2.500 metros y donde es amplia la presencia del modelado glaciar en su morfología.
La mayor elevación de Cantabria se localiza en el pico de Torre Blanca (2.619 metros), en la divisoria entre Cantabria y la provincia de León, aunque de forma tradicional se ha asignado este honor a Peña Vieja (2.617 metros) por encontrarse totalmente dentro del territorio cántabro.
Debido a la Corriente del Golfo Cantabria, al igual que el resto de la región Cantábrica, tiene unas temperaturas mucho más suaves que las que les correspondería por su latitud, similar a la de Nueva Escocia en Norteamérica.
La región está afectada por un clima templado oceánico húmedo, con veranos e inviernos suaves. Las precipitaciones se sitúan en torno a 1200 mm anuales en la costa, aumentando los valores en las zonas montañosas hasta los 2.400 mm, lo que la sitúa en la denominada España húmeda (o España verde).
La temperatura media se sitúa alrededor de los 14°C. La nieve es frecuente en las partes altas de Cantabria entre los meses de noviembre y marzo. Los meses más secos son julio y agosto, aunque generalmente no existe sequía propiamente dicha, ya que por una parte siempre existe un mínimo de precipitación, y por otra las temperaturas no son muy elevadas (Exceptuando las zonas de clima mediterráneo o templado submediterráneo).
En algunas zonas de los Picos de Europa con clima de alta montaña, por encima de los 2.500 msnm se mantienen los bancos de nieve durante todo el año.
No obstante las diferencias entre comarcas pueden llegar a ser importantes.
Así las más alejadas del litoral, como Liébana y Campoo, presentan un clima mediterráneo continentalizado, en el primer caso por el mesoclima especial de la zona y en el segundo por su proximidad a la meseta central.
La influencia del relieve montañoso de Cantabria es destacable sobre su clima, siendo la causa principal de fenómenos atmosféricos peculiares como son las llamadas suradas, propiciadas por el efecto Foehn.
El viento del sur sopla fuerte y seco, aumentando la temperatura a medida que nos acercamos a la costa. Esto provoca una llamativa disminución de la humedad relativa del aire y la ausencia de precipitaciones.
Condiciones que contrastan con las de la vertiente sur de la cordillera donde el viento es más fresco y húmedo y puede estar lloviendo. Estas situaciones son más frecuentes en otoño e invierno, registrándose unas temperaturas anormalmente altas de más de 28 °C. No son inusuales los incendios avivados por este viento, como el que arrasó la ciudad de Santander en el invierno de 1941.
Por otro lado, las zonas costeras suelen estar sometidas a vientos constantes provenientes del Océano
Atlántico, que frecuentemente llegan a ser fuertes. En condiciones muy particulares, más propicias en los meses de abril-mayo y septiembre-octubre, los vientos del Oeste pueden alcanzar magnitudes de galerna.
Textos de Wikipedia.