Cristóforo, de 1,74 metros de altura y unos 65 kg de peso, es un mediocentro diestro, acostumbrado a desenvolverse en un papel principalmente defensivo, haciendo gala de un notable equilibrio que resulta muy propicio para cualquier equipo. Lucha, briega y mucho sacrificio, Sebastián no rehúye el choque ni el contacto físico, pese a que no cuenta con una privilegiada corpulencia. Abarca mucho espacio en el centro del campo y esto le facilita la tarea en coberturas y apoyos. Colabora en la presión, recupera y toca con criterio, buscando siempre asegurar en la entrega. No le pesa la responsabilidad, por lo que no encuentra inconvenientes en reclamar la pelota e incluso animarse a merodear por zona ofensiva cuando la situación lo permite, aunque no es su mayor virtud. También muestra un interesante golpeo a portería desde media distancia.
Siendo un mediocentro destructor, y sin tener un nivel técnico sobresaliente, es capaz de llevar a cabo unas labores más organizativas, demostrando un buen manejo de balón y una alta precisión en el pase. Esto lo hemos podido ver en el conjunto uruguayo, donde se erigía como el elemento más capacitado para ejercer un fútbol más asociativo. Está por ver el tiempo y la forma de su aclimatación a un fútbol de primer nivel como es el español, aunque con Uruguay ha dejado patente en todo momento una función participativa y protagonista, en la que su carácter le han hecho ser uno de los líderes de la escuadra charrúa sub-20, con un juego impregnado por ese gen uruguayo tan característico, basado en una competitividad absoluta.