Revista Historia

Cape Cod.., capítulo dos ( es lo que hay de momento)

Por Dawn

Dieciocho años dan para mucho, incluso para olvidar un pasaje de la historia que no interese mantener vivo, pero esta opción no invalida los hechos, y que alguien emplee todo su interés en recordarlos.

Cape Cod.., capítulo dos ( es lo que hay de momento)

Transcurría el verano de 1941, Europa estaba en guerra con Alemania, los nazis controlaban Austria, Polonia, Checoslovaquia, Holanda, Bélgica, Francia, Dinamarca y Noruega. Italia era por fin su aliada. España ySuecia, parecían neutrales. Las esperanzas de Churchil, se centraban en la RAF, los EEUU y la Unión Soviética: Churchill, había mantenido más encuentros con Stalin que Roosevelt, y consideraba que algunos asuntos eran demasiado sofisticados para los norteamericanos.

Sabía que las suyas, eran pobres y limitadas esperanzas.

De momento, la Luftwaffe parecía llevarles siempre la delantera, se anticipaba a las acciones de los bombarderos Aliados.

La práctica del vuelo en formación, resulto nefasta para los bombarderos de la RAF. La teoría era que si volaban en formación cerrada, se deberían cubrir unos a otros en el combate, y derribar fácilmente a losenemigos, pero en verdad, las incursiones de los cazas alemanes les arrebataban un número cada vez mayor de aparatos y de vidas.

Al primer ministro solo se le ocurrían dos posibilidades; o bien que los Servicios de Inteligencia nazis estuviesen infravalorados.., o bien, el sistema de radar alemán era mucho más perfecto que el de los Aliados.

Cape Cod.., capítulo dos ( es lo que hay de momento)

En el aeródromo Gustav, intentaba girar de nuevo la hélice del pequeño aparato, después se dirigió al piloto .

-Ya está Peter, puedes accionar la válvula y el contacto cuando quieras.

-Allá vamos.

El joven aviador, se inclinó hacia delante en la carlinga, para encender los interruptores, al tiempo que dirigía una afectuosa sonrisa a la fotografía que presidía la cabina.

Era su último vuelo de reconocimiento en las próximas dos semanas, quería estar al lado de su joven esposa cuando diese a luz a su primer hijo.

Los dos eran muy novatos en biberones y el jefe de su unidad ya le había firmado el permiso.

Sofía no sabía nada, le iba a dar una sorpresa.

Sintió como por debajo de su muñeca, la palanca de control que abría la válvula del combustible, se desplazaba y al instante supo que algo marchaba mal.

Una sacudida, le empujó bruscamente hacia atrás y hacia fuera del asiento.

El ruido y el calor de una intensa deflagración le rodeó y anuló todos los sentidos. En cuestión de segundos, las llamas devoraron la bonita fotografía mientras el pequeño aeroplano, se inclinaba sobre el morro herido de muerte.

-“ Nunca tantos han debido tanto a tan pocos”.., pronunciaba la favorita frase insignia de la RAF, mientras su cara se transformaba en una horrible mueca de odio a todos y cada uno de los ingleses con los que se veía obligado a compartir su trabajo y su vida personal a diario.

Su tapadera había sido impecable. Nadie hasta hoy, sospechaba de Gustav , un tranquilo y eficiente mecánico que odiaba a muerte a los alemanes. Nada más lejos de la verdad , Gustav daría su vida por el Tercer Reich.

Era digno representante de la raza aria. Le venía de familia, su padre fue uno de los que provoco el sospechoso incendio en el Reichstag (el parlamento alemán), el 28 de febrero de 1933.

Si viviese ahora se sentiría orgulloso de su hijo.

Con este pensamiento cruzó como un diablo la pista del solitario aeródromo y se dirigió a la pequeña oficina donde transmitiría con eficacia el éxito del sabotaje a su contacto en Alemania.­­­­­


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