Capilla de Gatún construida en 1937
La imagen proporcionada captura una instantánea que revela una vivienda de madera de tonalidad azul, coronada por un techo de intenso color rojo, la cual se eleva sobre pilotes. Esta encantadora casa, que se alza en el centro de la composición, ostenta tres ventanas graciosamente dispuestas en su fachada frontal. Un porche espacioso, dotado de una barandilla blanca que añade un toque de elegancia, se extiende hacia el frente de la casa. La ubicación de este hogar se encuentra en una serena calle, en cuyo fondo se erige majestuosa una palmera que evoca un exotismo tropical. Sin embargo, el cielo, que adorna el fondo de la imagen, está matizado por nubes que otorgan una pincelada de melancolía al escenario.Este paisaje, en su cautivadora simplicidad, evoca un eco del pasado, un eco que resuena con la historia de la Capilla del poblado de Gatún en Colón, República de Panamá. Fue en el año 1937, en pleno fervor de la construcción del Canal de Panamá, que esta capilla vio la luz. Como un testigo silencioso de aquel monumental esfuerzo humano y técnico, la capilla se alzó para ofrecer consuelo espiritual a los trabajadores y a la comunidad que forjó este canal de dimensiones colosales. La construcción del poblado de Gatún, durante esos años de arduo trabajo, halló su centro en torno al lago del mismo nombre, que a su vez, acogió en sus aguas el esfuerzo de innumerables manos laboriosas.Hoy, en un giro que lleva el eco del pasado al presente, el poblado de Gatún permanece en un estado cercano a la desolación. Solo un 7% de sus viviendas, en las que ahora reside personal técnico vinculado a la Autoridad del Canal de Panamá, mantiene la presencia humana en esta tierra que un día fue testigo del afán y la tenacidad de la construcción de una de las maravillas modernas de la ingeniería.Esta imagen, con su evocadora estampa de una casa de madera azul y techo rojo, encapsula de manera tangencial la historia que emana de la Capilla de Gatún y el poblado que se cernía en torno a ella. Un recordatorio visual de un tiempo pasajero, pero indeleble en su importancia histórica.