CAPILLA DEL RETIRO EN AUCO
Todo arte es un remoto recordar: cosas oscuras, inmemoriales, cuyos fragmentos perduran escondidos en el alma del artista.Paul Klee
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En el Valle de los Andes, situado en una fértil área de la región chilena de Valparaíso, se sitúa un complejo religioso formado por el Santuario de Teresa de los Andes y el Monasterio Carmelita de Auco. Desde hace años, muchos peregrinos se acercan a la zona en búsqueda de silencio y recogimiento. Siguiendo este programa y junto al conjunto se proyecta una capilla para el retiro, un lugar que se introduce de una manera rotunda en la geometría ya establecida por las edificaciones preexistentes.
La capilla se construye por medio de dos acciones: excavar y cubrir. El acceso se hace a través de una grieta que penetra en el terreno hasta llegar al espacio interior, cerrado a través de un ejercicio de economía formal en el que cuatro grandes vigas de hormigón se cruzan perpendicularmente.
La tierra extraída del terreno deja límites azarosos contenidos con muros de piedra rústica que contrastan con la estricta geometría de hormigón. Entre los cuatro ejes estructurales aparece un hueco que se ocupa con la caja que alberga la capilla. La idea es despejar de apoyos el terreno excavado, apoyando las vigas en la cota superior y generando así patios de luz en el perímetro del espacio sagrado. La relación con el suelo crea una sensación de estructura leve, pese a la masividad aparente.
El espacio único interior está delimitado por una caja de madera reciclada de las antiguas vías del ferrocarril que se cuelga de la estructura de hormigón, desplegándose 2 m más bajo ella. La atmósfera interior en penumbra se acentúa con el tono oscuro de la madera. El zócalo hueco, único foco de luz natural, deja ver a través de él el patio de muros de piedra, poniendo en contacto interior y exterior.
El arquitecto, Cristián Undurraga, refleja sus intenciones en el proyecto con las siguientes palabras:
Se puede volver a mirar lo primitivo, lo artesanal y lo tectónico sin que ello suponga nostalgia, simplemente como una resistencia silenciosa a todo el despilfarro, la frivolidad y el ruido.