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Capitalismo: un sistema a la cabeza I

Publicado el 21 agosto 2010 por Anveger

Introducción: ¿Por qué Capitalismo y no Comunismo?

En este primer fascículo de esta nueva sección trataré a grosso modo los sistemas politicoeconómicos más celebres con la intención de introducir a todos los lectores y de diferenciar los dos sistemas por antonomasia: comunismo y capitalismo. Considero pertinente que, antes de explicar el funcionamiento del sistema, dedique unos párrafos a defenderlo y argumentar por qué es el mejor en la actualidad.

Desde que el hombre es hombre, ha manejado los recursos disponibles, la tecnología y las personas con el fin de generar los máximos beneficios al conjunto de los individuos existentes. También el máximo bienestar. Como sucede en todos los ámbitos, el nacimiento de una teoría prístina implica imperfección; ella, al principio, nunca llega a encajar en su totalidad con la naturaleza humano. En consecuencia, irá evolucionando en el tiempo y en el espacio y, así, se perfeccionará cada vez más. En otras palabras: una teoría humana no se amolda completamente al hombre a priori, sino a posteriori.

Para comprender absolutamente todas las entregas de esta sección, debemos adentrarnos, aunque sea superficialmente, en conceptos filosóficos. Existen dos variantes de teorías. Las teorías que se idean de forma práctica, es decir, las que se amoldan en mayor medida a la naturaleza del hombre y, además, éste es su objetivo primordial. El otro tipo de teorías son las que se idean aisladamente del espacio y del tiempo; las que se piensan en términos absolutos. Las que nacen desde una hoja completamente en blanco. En definitiva: a la hora de teorizar podemos hacerlo en términos condicionados (ponderando las circunstancias) o en término incondicionados (buscando una teoría ideal que, por definición, es irrealizable). Para generar un mayor grado de comprensión esgrimiré el siguiente ejemplo. Los pintores realistas son los que crean una obra de arte calcando la realidad; igual que hacen los ideólogos prácticos. Los pintores surealistas son los que crean un cuadro desde la nada, sin ayudarse de la realidad; como hacen los ideólogos idealistas.

Sin embargo, hay un aspecto que puede perjudicar a los idealistas. Que, al no poder ponerse en práctica, no puede perfeccionarse ni mucho menos evolucionar. Los cuadros realistas pueden parangonarse con la realidad y, así, valorar el nivel del cuadro. En cambio, los surealistas no guardan ninguna relación con la realidad y, ello, hace muy difícil la valoración.

Capitalismo: un sistema a la cabeza I

Adam Smith, el padre del capitalismo.

El capitalismo podemos incluirlo en las teorías prácticas, que juegan con las variables actuales, para organizar la sociedad de la mejor forma posible. Pone sobre la mesa los datos actuales y, con ellos, se crea el sistema económico. Por este motivo, el capitalismo puede llevarse a la práctica.

En cambio, sistemas más o menos utópicos como el anarquismo, el comunismo, el tecnocismo y el socialismo están ideados desde cero, a priori, sin tener en cuenta la experiencia sensible. De modo que al idearlos, la función principal no fue ajustarse a la realidad, sino ajustar la realidad a la teoría. En este sentido, teorizar así es más fácil: hay más libertad y, así, la idea final se convierte en pseudoperfecta. Pero, sin embargo, inaplicable en el espacio y el tiempo. La generalización es peligrosa y, por ello, debo de matizar que sistemas como el socialismo y el tecnocismo no son tan utópicas y puede que, en un futuro próximo, una de ellas sea posible.

Por otra parte, hay que tener en cuenta, siempre que se teoriza sobre sistemas económicos, sin son aplicables o no y cuándo. De forma que, el teorizante, junto a su teoría, debe explicitar las variables tiempo de aplicación y lugar. Es cierto que el porvenir es incierto; que el futuro es impredecible; que, neurocientíficamente, el futuro se construye reorganizando retales del pasado. De ahí que el espacio y el tiempo en el que se puedan aplicar las teorías incondicionadas sean tan difíciles de descifrar. Pese a todo ello, Karl Marx se atrevió y afirmó cuándo el comunismo se aplicaría y, por eso, hay que ovacionarlo. Eso es toda una proeza. ¡Qué futurólogo!

El comunismo será aplicable cuando el ser humano haya evolucionado genéticamente, culturalmente y, por tanto, epigéneticamente hacia las condiciones que son necesarias para el hombre para que un sistema comunista funcione conforme a lo acordado. Cuando éste no posea ni egoísmo ( ni siquiera del razonable), ni afán de superación, ni violencia. No quiero adelantarme al futuro como hizo Marx, pero es improbable que el camino de la evolución siga el camino hacia el comunismo. Porque si la inteligencia va acrecentándose (como es evolutivamente natural), el afán de superación, la violencia y el egoísmo también lo harán. (Estos tres aspectos son factores de la inteligencia; véase El poder de la mente, Eduardo Punset). Quiero decir que tndríamos que retroevolucionar como hombre para que el comunismo sea factible. De hecho, el comunismo es una realidad en los hormigueros y en los nidos de abejas.

No obstante, esta posibilidad podría darse. De modo que no debemos obviar las palabras de Marx: el comunismo será una realidad en el cenit de la humanidad, cuando ella ni siquiera necesite el Estado para su autoorganización. Lo dicho: el hombre se adapta a la teoría, no al contrario.

Por otro lado, el sistema práctico más importante, el Capitalismo, tiene en cuenta todos y cada uno de los aspectos humanos. De manera que también evolucionará con el hombre. Y, de cumplirse el vaticinio de Marx, el capitalismo pordría coincidir con el comunismo. Este sistema nace desde, por y para la sociedad. Por ejemplo, en el ensayo científico El gen egoísta podemos corroborar como toda mente humana es egoísta por naturaleza, por muy altruista que pueda parecer y que eso es muy bueno. Hasta Teresa de Calcuta lo era. Los padres cuidan a sus hijos porque eso les genera un beneficio personal, de lo contrario se sentirán mal: egoísmo razonable. “Para saber decir yo te quiero, primero hay que saber decir yo” decía Ayn Rand.

Así, el Capitalismo intenta adaptarse al hombre. No obstante, países capitalistas son imperfectos. Desigualdad, problemas medioambientales, … Pero esto no es más ni menos porque el Capitalismo allí no es absoluto, es muy difícil que así lo sea. Aún siguen existiendo bienes comunes en el lugar más capitalista de todos: agua, playas, aire, medioambiente. Ésta es la causa de problema del cambio climático. En rigor: el mundo es imperfecto porque el Capitalismo no se ha llevado a todos los lugares.

Expliquemos esto mejor. Estoy haciendo referencia a la tragedia de los bienes comunes que postula que, cuando un bien es común (sea cual sea), el mercado falla y la Economía no funciona. Pondré un ejemplo de andar por casa: la calle es de todos, pero nuestra casa es propia. ¿Qué está mejor cuidado? Ésto es lo que ha generado el cambio climático: se perjudica el medioambiente porque es de propiedad común, lo que hace que se descuide. En cambio, si cada persona poseyese un trozo de medioambiente y se le pagase por cuidarlo y se le multase por dañarlo, el medioambiente estaría mejor que nunca y las empresas competiría por perfeccionarlo.

No obstante, hay demasiadas críticas al sistema actual. Las más conocidas hacen referencia a los desequilibrios, monopolios, desigualdad. De estas críticas me ocuparé en la próxima entrega.



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