A finales de los años 20 y principios de los años 30 del siglo pasado, el comic comienza a alejarse de su origen etimológico. El humor de las tiras diarias que aliviaba la solemnidad de las noticias periodísticas cede paso a la influencia de la literatura de evasión de entreguerras, los populares pulp magazines. Es una época de descubrimientos y de explorar nuevos territorios. Buck Rogers inicia el género de la ciencia-ficción en viñetas, Tarzan adapta de los relatos de aventuras en la jungla, Dick Tracy estrena la intriga detectivesca. Hasta los justicieros enmascarados en mallas dan sus primeros pasos con The Phantom. Roy Crane es un dibujante que nace con el siglo XX y que se constituirá en el pionero del comic de acción y aventuras con Captain Easy, Soldier of Fortune.
La serie había nacido como Wash Tubbs en 1924 relatando las correrías de una suerte de Harold Lloyd bajito y rechoncho por los Mares del Sur. Una tira que se basaba en la comicidad de su protagonista y en la presencia de atractivas flappers recién salidas de la línea del coro. Con el tiempo cobraría relevancia el relato de las andanzas del personaje en un marco exótico. Es entonces cuando entra en escena Captain Easy, un secundario que se gana la vida con los puños, al estilo de las novelas de boxeadores de la época. Easy es un tipo duro y cínico con un pasado misterioso. Un rudo caballero sureño que guarda las espaldas de Tubbs y que sale de cualquier embrollo a base de empuje y observaciones cortantes. Desde esa primera aparición en 1929 la popularidad y posibilidades del personaje llevarían a que en 1933 las dominicales pasaran a estar encabezadas por él para relatar las aventuras de Easy antes de conocer a Tubbs. Se inauguraba así también una nueva modalidad: la precuela.En Captain Easy no sólo sería manifiesta la influencia del pulp. Crane se serviría también del cine de aventuras reflejando las peripecias de Douglas Fairbanks, Clark Gable o Errol Flynn, e inspirándose en los fotogramas de El Expreso de Shanghai y El Capitán Blood. Asímismo el folletín por entregas tendría un papel importante en la estructura de la historia al aprovechar el constante cliffhanger que supone el continuará semanal más allá de las limitaciones de la tira diaria. Lo que le interesaba Crane era explotar eso que ahora se llama storytelling en función de la acción. Jugaría contínuamente con la forma y el tamaño de las viñetas para ganar en expresividad y sugerir movimiento, haría pleno uso del color y de las líneas cinéticas, descubriría onomatopeyas y diferentes tipos de letras para significar sonidos, emplearía bocadillos de diseños estrambóticos, utilizaría las ahora clásicas estrellitas para acusar los efectos de los golpes y, en definitiva, se inventaría las claves de muchos de los convencionalismos que hoy tenemos asumidos y todavía usamos.
El sentido de la acción y de la ambientación de Roy Crane ilustrando Captain Easy marcaría directamente tanto a Milton Caniff como a Jack Kirby. Tras dejar las tiras diarias en manos de un ayudante para concentrarse en las páginas dominicales, en 1943 abandonaría su creación cansado de las presiones de los editores. Poco después daba vida a Buz Sawyer, otro personaje esta vez bajo su dominio absoluto. Buz Sawyer es considerada por muchos críticos su obra magna. Un relato más sofisticado sobre un piloto de avión durante la guerra y sus aventuras posteriores como civil. Mientras, Captain Easy queda como un clásico que goza en nuestro país de menos popularidad que otros contemporáneos suyos. Un encantador trabajo fundacional que pueden descubrir a través de la impecable edición que IDW está llevando a cabo.
Fran G. Lara
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