Se emplearon en el cerco todas las máquinas de batir que entonces se conocían, y a que las crónicas dan los nombres de trabucos, fundíbulos, algaradas, manganeles, gatas y otras a propósito para arrasar muros y torres, algunas con tal arte fabricadas que hacían el mismo efecto que los tiros de artillería gruesa de nuestros tiempos. Habíalas, dicen las crónicas, que arrojaban pelotas (piedras) de tan extraño peso y grandeza que ninguna fuerza bastaba a resistir la furia con que se batían las torres y muros; y teníanlas también los moros que lanzaban las piedras con tal ímpetu que pasaban de claro cinco y seis tiendas.
EDAD MEDIA
Trabajaron todos en las obras del sitio con ardiente celo e infatigable constancia: exhortándolos con fogosos sermones los religiosos, con su ejemplo personal el rey: una hueste de moros que intentó cortar a los sitiadores las aguas de que se surtían, fue escarmentada con pérdida de más de quinientos: algunas de sus cabezas fueron arrojadas por los cristianos dentro de la ciudad: a su vez, el monarca sarraceno hizo poner en cruces los cautivos cristianos que en su poder tenía, y colocarlos en la parte más combatida del muro. Algunos moros principales de la isla hicieron en tanto su sumisión a don Jaime y le ofrecieron sus servicios. Los trabajos del sitio continuaban sin interrupción, y no se daba descanso ni a las máquinas ni a las cavas y minas, sin dejar de combatir a los moros que desde las sierras y montañas no cesaban de molestar a los sitiadores.
Desconfió ya el emir de Mallorca de poder defenderse y pidió capitulación, ofreciendo pagar a don Jaime todos los gastos de la guerra desde el día que se habia embarcado hasta que se retirara, con tal que no dejara guarnición cristiana en la isla. Desechada con altivez esta proposición, movió nuevos tratos el musulmán, ofreciendo dar al rey cinco besantes (1) por cada cabeza de los moros, hombres, mujeres y niños, y que abandonaria la ciudad siempre que le dejase naves para poder trasladarse a Berbería líbremente él y los suyos. Por razonable que pareciese ya esta propuesta. y aunque algunos prelados aconsejaban al rey que la aceptara, fue desechada también a instigación de Raimundo Alemany y otros barones, que se opusieron a todo linaje de transación con el musulmán.
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(1).-Besante era una moneda de plata que valía tres sueldos y cuatro dinero barceloneses.
La Historia General de España de Modesto Lafuente, es considerada el paradigma de la historiografía nacional del pensamiento liberal del siglo XIX. Impresa en Barcelona por Montaner y Simón entre 1888 y 1890.