Revista Opinión

Capítulo 1: el país que es diferente

Publicado el 10 septiembre 2013 por Albertorm
Érase una vez "el país que es diferente", un país habitado por 47 millones de personas que lo saben casi todo pero no reaccionan ante casi nada. "El país que es diferente" está gobernado por "el hombre del puro", ayudado por hombres y mujeres que quieren convertir lo que consideran "su país" en "el país más popular". Para ello se han embarcado en tareas tales como la modificación de las leyes terrenales y divinas, retrotrayéndolas a la época en la que gobernaba "el hombre que no creía en la democracia", o la invención de una neolengua más efectiva a la hora de inocular, en la mente de sus ciudadanos, el mensaje de sus reformas legislativas.
En "el país que es diferente" hay 6 millones de personas desocupadas (desempleados), debido a la fuerte tasa negativa de crecimiento (recesión) que asola medio mundo desde finales del octavo año del segundo milenio después del "hombre que vino a salvarnos y no lo consiguió". Apoyado por los emprendedores (patronal), el gobierno de "el país que es diferente" flexibilizó el mercado de trabajo (abarató el despido) y mejoró la competitividad (congeló los salarios). También realizó ajustes de gastos innecesarios (recortes), en un intento por cumplir con los objetivos marcados por "la mujer que cogió la nevera y se fue", quien gobierna en "el país de la cerveza" y, desde la sombra, en "todo la tierra al oeste del mar Egeo". A pesar de todos los sacrificios que el "el presidente de hojalata" y sus "ministros de plastilina" se vieron obligados a hacer en "el país que es diferente", incumpliendo el contrato "firmado" con la ciudadanía que les había elegido creyendo en sus mutantes palabras, "el hombre del puro" tuvo que solicitar un préstamo a un interés muy ventajoso (rescate) para que "el país que era diferente" no se convirtiese en un corral de gallos, gallinas y pollitos pío.
Mientras la ciudadanía del país intenta superar, con mucho esfuerzo, la tasa negativa de crecimiento, el "partido de la gaviota azul", que gobierna, y el "partido de la rosa marchita", que aspira a gobernar, siguen enzarzados en la eterna batalla por ocupar el enorme retrete de "la casa con síndrome de Diógenes", por cuyas tuberías se desaguan, hasta las profundas y olorosas cloacas del Estado, las más oscuras tramas de corrupción protagonizadas por quienes han enladrillado, de norte a sur, y de este a oeste, el territorio de "el país que es diferente".
Continuará...

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