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El silencio se podía cortar en el reservado. De todos solo Nadia sabia lo que estaba contando; y no todo. Aun así buscaba en los rostros de ellos lo que José le había solicitado…–Para estos momentos –prosiguió José, con un tono de voz que indicaba, claramente, lo mucho que había ensayado dicha frase– hemos calculado que se producirán los primeros suicidios de la gente que vive en el ciberespacio más tiempo. Privados de su medio ambiente artificial, al quedar desconectados por la falta de energía y los fallos, se volverán locos o se suicidaran, o ambas cosas. Ya pasó en el apagón de Berlín, tras tres horas sin electricidad, hace unos años. A partir de este momento se empezaran a notar los efectos fuera del área de bloqueo. El resto de la red se colapsará y en las zonas secundarias, Sur y centro de América, resto de Asia y África, se disparará el mismo proceso. Lo hemos hecho así porque es difícil conseguir tráfico en esas zonas, si antes no se colapsan las anteriores. En este momento –añadió dirigiéndose a Robert– se activara Fénix Azul, nuestro plan secreto de defensa. Lo que diga a partir de ahora solo será válido en los objetivos civiles o en los puntos enemigos, en nuestras bases de apoyo todo será diferente.