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Ahora que se había dado cuenta de que Jack no era tan mal tío, Richard no tenía tantos reparos en ir a visitarlo, e incluso con Jessica. La había llevado a su casa después de todo el alboroto que había ocasionado la loca esa; ahora solo faltaba que la policía la pillara por intento de asesinato. Jack la había denunciado, pero aunque habían estado en su casa, Noelia había desaparecido del mapa, y ni sus padres ni su hermano mayor sabían dónde se encontraba. No es que le hubiesen contado nada, pero lo había visto por la tele. Ahora se dirigía al hospital de nuevo. Jack lo había llamado con urgencia, y estaba sumamente intrigado. Había dejado a Jessica a buen recaudo, con Lucius, y por el bien de ella, sabía que no la dejaría salir sola sin su compañía. —Cierra la puerta —le dijo Jack nada más entrar. Richard lo hizo—. ¿Qué sabes de Noelia? —Bien poco, pero lo más importante es que, pese a tu denuncia, no está en la comisaría ni nada parecido… *** Jessica no se podía creer lo que había pasado; todo esto era demasiado irracional, demasiado irreal. Diana, Noelia, Richard, Jack, ella misma… Se había dispuesto a dormir después de que Richard insistiera en acompañarla a casa después de regresar del hospital, pero no lo había conseguido. No podía dejar de pensar en que si Noelia hubiese empujado más su cuchillo, y que si ella no hubiese llegado en ese momento, Jack estaría muerto. Después de todo, agradecía la extraña presencia de Richard en el hospital, puesto que él había sido quien había llamado al doctor… No le había preguntado por ello, pero tenía bastante intriga en saber qué estaba haciendo Richard allí si tanto odiaba a Jack, es más le había parecido muy preocupado por él. De repente, sintió un estruendo en el piso de abajo. Se levantó y abrió la puerta de su habitación. —¿Papá? —preguntó, pero nadie contestó. Frunció el ceño, esto no era normal. Aunque estaba descalza, bajó las escaleras al piso de abajo, a la carrerilla. No pudo hacer otra cosa que abrir la boca cuando vio el destrozo; parecía que hubiese pasado un huracán por el salón. Algo se movió detrás del sofá, ¿era una mano… eso que veía? —¡Papá! —Fue hacia él, pero antes de que llegara escuchó su voz gritarle a su espalda. —¡Alto ahí! —dijo Noelia, y seguidamente Jessica escuchó un sonido metálico; ella la estaba apuntando con un arma, estaba segura. Levantó las manos y se giró lentamente. La sonrisa perversa de esa rubia era triunfal; la tenía en sus manos. Y no había nadie que pudiese defenderla de ella en esos momentos. ---------------------------- ¿Quién quiere continuar con esta historia? Hay que ir cerrándola ya, que ya se está largando demasiado... De todas las integrantes del club, ¿quién se anima a continuarla, a hacer el capítulo 21? Pueden ver/leer lo que se ha escrito hasta ahora, aquí: http://elclubdelasescritoras.blogspot.com.es/2015/04/historia-que-esta-siendo-tejida-en-el.html ¡Saludos!Revista Cultura y Ocio
¡Esa rubia estaba como una puta cabra! ¿Lo había apuñalado? Estaba harto de ese hospital y ya que iba a salir, iba una loca y le hincaba un cuchillo directamente en el estómago. Aunque le molestara admitirlo, tenía que ayudar a Richard, puesto que, al final, él solo había sido una víctima más de esa bruja desdeñosa.
El rubio y Jessica habían estado visitándolo, y apenas había podido hablar con ellos después de lo ocurrido. Debía de hablar con Richard para planear algo y mantener a Jess fuera de la vista de Noelia, pero sobre todo tenía que hablar con Jess y disculparse por su comportamiento esos días. Ese hospital había agriado su carácter, y no le gustaba ser ese nuevo Jack.
Suspiró y miró al techo.
Alguien tocó a la puerta, sin pedir permiso, la abrió. Elizabeth asomó media cabeza a través de ella.
Jack se puso rígido, esa mujer le imponía demasiado. Intentaba ver a Diana cuando ella estaba fuera, pues, después de todo, su hija estaba ahí por su culpa. No se habían enfrentado ni una vez, pero esa señora, las pocas veces que lo había pillado visitando a su hija, lo había mirado mal, desafiante. Pero Jack la entendía perfectamente.
—Creo que deberías saber… saber…—La señora dudó, después apretó los labios.
Elizabeth había odiado a ese chico, pero verlo postrado en una cama, como su hija hacía poco, no le reportaba ninguna satisfacción. Él había tenido la culpa de que Diana hubiese estado allí tanto tiempo, pero la pura verdad es que no parecía mal chico. Lo había visto llorar a escondidas en la habitación de su hija. Ella, antes de irse esa noche con él y tener el accidente, le había estado contando cosas sobre música, canciones y guitarras. Nunca la había visto más feliz. Y eso se lo debía a él, aunque o lo iba a reconocer, sería demasiado después de todo lo que había pasado, pero el chico tenía derecho a saber que ella había despertado de su largo letargo.
Jack tenía todos los miembros tensos, ya se imaginaba lo peor cuando Elly habló:
—Ella está despierta. Aún no puede recibir visitas, pero si quieres pasarte más adelante…
Jack se quedó boquiabierto, ¡eso era genial!
—¿Está bien? Quiero decir que… ¿tiene alguna secuela? —preguntó desesperado por saber algo.
—Aún es pronto para saberlo, pero todo indica que no. —Calló unos segundos, como Jack no parecía que fuese a decir nada por la conmoción en la que se encontraba, decidió irse.
Estaba a punto de cerrar la puerta cuando Jack la apeló:
—¡Espere, Elizabeth! —La mujer lo hizo, sin mirarlo a los ojos—. Gracias, de verdad, por decírmelo. Diana es importante para mí.
Elizabeth apretó los labios, sin saber qué decir. Al final, solo asintió levemente y se marchó cerrando la puerta.
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