Escribir en un blog tiene sus inconvenientes y sus ventajas. Una de las ventajas es que, aunque parezca que no hay nadie que te lea, siempre hay alguien que lo hace y tu mensaje, por poco que sea, siempre llega a alguien; por su parte uno de los inconvenientes es, justamente, que aunque parezca que nadie te lee en realidad siempre hay alguien que lo hace. Esta dicotomía hace que el escribir según qué cosas igual que llega a gente que está de acuerdo con tus opiniones personales, también llegue a los que no, y te encuentres luchando contra trolls que te meten en listas negras, tal y como os explicaba en el capítulo anterior. No obstante, hay veces que el escribir para la blogosfera atrae masivamente a un tipo de audiencia a la que no te dirigías, viralizándote y dejándote absolutamente descolocado.
En julio de 2005 escribí un artículo dedicado a la sonda espacial Deep Impact la cual debía de ser impactada contra el pequeño cometa Tempel 1. En este artículo, titulado " Diana celeste en movimiento" explicaba cómo, según la prensa, el objetivo último de esta misión era conocer la composición del cometa estudiando la nube de polvo que el impacto de la nave produciría. Yo, en mi costumbre de dar una vuelta de rosca a las cosas, llegué a la conclusión que eso de llamar a la nave "Deep Impact" (como la película de 1998) y de hacer impactar una lavadora de 370 kg contra un cometa "para ver su composición" debía de esconder en realidad el estudio práctico de alteración de un cometa y su órbita por un aparato humano. O lo que es lo mismo, que estaban haciendo prácticas de puntería por si un asteroide se dirigía a la Tierra, ya que si no, no se entendía el gasto de 273 millones de euros para hacer algo que, en cuanto se acercara al Sol, podrían hacer igual y gratis. No obstante, no todo el mundo se lo tomó por el lado que yo pretendía explicar.
Al escribir el post, y como estaba acostumbrado, lo leyeron mis cuatro parroquianos de siempre, con lo cual quedó olvidado sin pena ni gloria en el fondo del cajón de Memento Mori, junto a muchos de los que vinieron después. No obstante, al cabo de unos pocos días, una cosa me llamó la atención: el artículo había empezado a recibir visitas de una forma a la que no estaba acostumbrado. ¿Qué era lo que estaba pasando para que ese post en concreto tuviera tanta visita?
Por aquel entonces, las estadísticas de visitas que ofrecía Blogger eran prácticamente inexistentes, por lo que si querías tener un cierto control de esta información tenías que incorporar una serie de apps a tu blog (normalmente con publicidad) para poderlas contar de forma más o menos fiable. En este caso incorporé el contador de MiArroba, el cual funcionaba poco y mal, por no decir que era una auténtica patata. Sea como fuere, vi que las entradas -unas 100 visitas en poco tiempo- eran todas procedentes de Estados Unidos; una cosa totalmente extraordinaria.
Esta " viralización" tan poco habitual para alguien que se daba con un canto en los dientes si llegaba a una docena de visitas totales al día, me hizo investigar la razón por la cual el post nº 91, que había pasado por la blogosfera sin pena ni gloria (básicamente como todos los anteriores), estaba siendo visitado por tanta gente. Y rápidamente di con la razón.
Al hacer una búsqueda inversa en Google -buscador que hacía poco tiempo que había descubierto- con el nombre del post, descubrí que en aquellos momentos estaba en boga una actriz porno que se llamaba " Diana Celeste". De esta forma, al indexar Google mi artículo llamado "Diana celeste en movimiento", donde yo quería evocar el caso de un " tiro al plato" astronómico, las calenturientas mentes -y más calenturientas gónadas- de los internautas americanos se pensaron que, entrando en mi artículo, verían a la tal pornostar en acción. Es de suponer que la decepción de unos visitantes más quemados que el palo de un churrero, al ver que no había nada de lo que esperaban, debió de ser épica también; de hecho, el artículo, por no tener, ni tenía foto ilustrativa.
En fin, sea como sea, y aunque con el pasar del tiempo pude conocer lo que era la viralidad en mayúsculas (con artículos con más de 100.000 visitas), esta fue la primera vez que tuve la sensación de ser visitado de forma masiva. Ahora, este artículo tiene la friolera de...¡ 170 visitas! pero en un momento en que las visitas diarias se contaban con los dedos de una mano, semejante "alud" de visitas marcó un antes y un después en mi historia bloguera. Una historia bloguera que daría para unos cuantos libros como os explicaré la semana que viene.