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Capítulo 50: Promesas que viajan

Publicado el 13 noviembre 2017 por Fanitt

 Capítulo 50: Promesas que viajan
Sonrie, lo hace para ella misma, como relamiéndose en el recuerdo de los momentos robados, de los ganados, de los que se escaparon.
Sabe que él está cerca, que la mira con una profundidad que la traspasa.
Sabe que la sostiene, que la ayudará en los naufragios, que la cubrirá de besos tibios, de manos cálidas, de abrazos pensados.
Sabe que las cicatrices si son compartidas duelen de otra manera, que unen. Sabe que hasta se olvidan.
Se sonroja, recuerda su boca hambrienta . Agradece que el rocío de la noche la empape y no haga obvio el color que tiñe sus mejillas burlándose de su propio pudor.
No quiere pensar en caer y se mantiene erguida, sin estrategia. ¿Cuándo ha tenido ella estrategias en la vida si siempre la ha vivido a pecho descubierto? Se promete no dejar que Orzuk lo sepa.
Imagina a un niña de cabellos oscuros y lacios en medio del campo. Casi es capaz de acariciar su cara sonriente y  fría por el viento de otoño . Hay un perro cerca, la mira con amor, no piensa moverse hasta que la niña decida el camino. Y qué importa el camino siempre y cuando vaya con ella. Cuando se ama cualquier camino es bueno.
Y sin embargo, hoy le toca trazar un rumbo para su Isla, ella que siempre se ha guiado por el rumbo del corazón.
 Capítulo 50: Promesas que viajanNota un pinchazo, recuerda las caidas y aún así ahora entiende que el camino correcto siempre ha sido ese.
¿Acaso no la ha llevado ese sendero hasta Gerard? Ese sendero con claros y oscuros, con recovecos inciertos, con tormentas y con atardeceres cálidos, ese sendero para equilibristas, para recorrer a veces de puntillas y otras con pisadas de oso.
Se mira las palmas y puede ver las huellas que él ha dejado. Si extiende los brazos  hasta roza sus susurros con la yema de los dedos.
Capítulo 50: Promesas que viajan 
Gerard se estremece en la orilla. Sir Henry le mira, sabe que no es el frío lo que inunda a su amigo, es ella, es el mar en que se pierden voluntariamente ambos.
Los corazones enamorados siempre tiemblan cuando se llaman, aunque no haya palabras  las promesas viajan.

To be continued.....
Rosemunde Lovelace
 Capítulo 50: Promesas que viajan

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