Capítulo Final: concurso Relato Siendo Madres

El 25 de septiembre finalizó el Concurso Relato Siendo Madres.  En agradecimiento, Wickel Spray no sólo otorgará el premio a los 3 primeros clasifcados si no que ha decidido tener un detalle con el resto de los participantes.

Gracias a los concursantes, lectores, seguidores, votantes y a Wickel por hacer esto posible.

A continuación, el espectacular Capítulo final de nuestra novela Siendo Madres, escrita por la primera clasificada del concurso, Ana Varela de The Xurumbeliha’s Closet.  Felicidades Ana, has concebido un último capítulo de película.  Me encanta.

***

Al llegar a Vallgorguina, la oscuridad de la noche permite vislumbrar la claridad emitida por un farol posado sobre el dolmen.

Pete y Chus están asustados, no consiguen distinguir desde la distancia a Magda, ni tampoco a Simón, a pesar de que parece haber alguien.

— Yo iré de frente, ya que el secuestrador espera mi presencia — dice Pete. — Tú espera aquí, no quiero ponerte en peligro.

Pete se acerca, haciendo notar su presencia para no sobresaltar al secuestrador.

— Hola, Pete. — dice una voz masculina mientras sale de la penumbra.
— Hola… — responde Pete ansioso por descubrir el semblante del secuestrador.
— ¡Peteeeeeee! — se escucha gritar a Magda en uno de los laterales del dolmen, a pesar de que la oscuridad no permite a Pete ver a su hermana.
— ¿Quién eres y qué quieres? — protesta enfadado Pete.
— Hacía tiempo que quería conocerte… — es la única respuesta del secuestrador.

El silencio se hace, y Simón sale a la luz. Portando un arma en su mano y con cara de pocos amigos.

— En realidad a quien buscaba es a ti… no tenía intención de hacerle daño a tu hermana. — advierte Simón. — Siempre te he odiado, siempre me has superado en todo. Eras mejor que yo en la facultad, y me negaron tu puesto por tu culpa… Y por eso he decidido vengarme. Por eso me he acercado a tu hermana…

El rostro de Pete se vuelve pálido, no recordaba haber visto a Simón en la facultad ni sabía nada sobre el tema. Su cara era de auténtico pánico.

— Tú, Pete… Por tu culpa. Pero ahora todo cambiará.

En ese momento, cuando Simón pretendía hacer una locura, Chus aparece desde atrás y se abalanza sobre Simón. Puesto que Simón era guardaespaldas y físicamente muy fuerte, solo consiguió desarmarlo y golpearse en la caída. Pete aprovechó la sorpresa y se abalanzó encima de Simón, mientras Chus rápidamente corrió a buscar y liberar a Magda.

Mientras tanto, la Policía apareció en el lugar, al parecer por una llamada anónima que alertaba de un peligroso ritual de brujería. Los agentes rápidamente corrieron hacia Simón y Pete, y de repente se escuchó un disparo.
Los agentes sacaron sus armas y apuntaron hacia los combatientes, obligándolos a separarse y tirar el arma.
Pete estaba gravemente herido.

La Policía rápidamente detuvo a Simón y solicitó ayuda médica… pero fue entonces cuando una bella mujer apareció de entre la maleza. Su aspecto era muy pálido y su mirada profunda, con unos preciosos ojos de un color próximo al morado. Magda y Chus corrieron hacia Pete al verlo herido, en el suelo.

La misteriosa mujer profirió unas palabras en latín, que ni Chus ni Magda alcanzaron a comprender y, posando una hoja en la herida, dirigiéndose a Chus le dijo:

— Solo el calor de un beso sincero podrá hacer sanar esta herida.

Chus, sorprendida por las palabras preguntó quién era la extraña mujer, a lo que ella respondió:

— La brujería es algo que solo debe utilizarse para hacer el bien. Quien haga lo contrario la fortuna le dará la espalda.

Sorprendidas, Magda y Chus dudaron. Pero esa mirada profunda y esos ojos preciosos hizo que Chus no se lo pensase e hiciese caso a la hermosa y extraña dama… y besó a Pete.

FIN

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