Revista Diario

Capítulo II: Solo cuando dejes de buscar...

Por Aletaubas

- Volviste. Pensé que ya no volvías. Dos meses… ¿Que habrá pasado para que desaparezcas y que estará pasando para que hayas reaparecido?
- Me fui porque me gustabas, y vuelvo porque dejaste de gustar.

 

- ¿Perdón?- Esa es la verdad, el motivo que no te dije en su momento e hizo que perdiéramos el tiempo. Mejor dicho, que te hicieron perder el tiempo a vos. No tanto a mí.

 

- ¿Cómo que te gustaba? Si no nos conocíamos…

 

- Error. El año pasado, para Abril más o menos, fuimos a la misma fiesta. Era un cumpleaños de dos amigos que festejaron juntos sus 40 años. No sé si te acordás, en un salón, mucha gente…

 

- ¿Me estás cargando?

 

- Apareciste vos y quedé idiota. Estabas con alguien. La diferencia de edad no era el único problema. Le pregunté a mi prima, la mujer de uno de los cumpleañeros… “¿Quién es esa mujer?”. “Sol” -dijo, “no recuerdo el apellido, pero después te lo averiguo”.

 

- ¿Y cómo llegaste a mi número de teléfono?

 

- Teníamos gente en común, indagué, pregunté, me enteré que eras psicóloga, y dije… “¡Acá me voy a divertir!”.

 

- Como un pendejo insolente…

 

- Hay que acercarse a lo que uno desea, las cosas no ocurren solas.

 

- Ale, ¿de qué hablás?

 

- Hace mucho tiempo que dejé atrás las atracciones protocolares.

 

- …Me hacés reír… ¿y eso?

 

- Creo que se entiende: mi vida es hoy y ahora. Mi futuro se va a construir por un conjunto de elecciones en el presente, no por un objetivo definido al inicio.

 

- No filosofes tanto que lo único que sabías de mí, era lo que podías ver, mi aspecto.

 

- Otro error. También sabía que la persona con la que estabas en esa fiesta, tenía fecha de vencimiento.

 

- Ah, ¿sí? ¿Y qué te hizo pensar eso?

 

- Pará. ¿Me estás cobrando esta sesión?

 

- Definitivamente, a menos que quieras terminarla ahora.

 

- ¡Qué dureza! Nunca bajás la guardia, vos. No es algo que vi, sino algo que no vi.

 

- ¿Por ejemplo?

 

- ¡Amor!

 

- Y si te digo que en ese momento estábamos en nuestro mejor momento. Que mis más allegados me dijeron que me veían muy bien con esta persona.

 

- Les diría que no estaban mirando bien. Que se concentraron en los detalles más superficiales.

 

- Sos muy bueno generando suspenso, pero ahora llegó el momento de mostrarte.

 

- Estaban demasiado concentrados en el entorno. En mostrarse correctos. Cuando uno vive la relación hacia afuera, cuando el radar está siempre prendido, lo que falta es la tranquilidad que deviene de estar con el ser indicado. Una pareja enamorada, lo primero que expresa es una especia de ausencia. Están en su mundo, alejados. Era obvio que ustedes no eran un matrimonio de diez años, estaban pegotes, pero para el público, no para ustedes mismos. Fueron demasiado protocolares, los abrazos, las manos entrelazadas, los besos, el baile, todo ocurrió en el momento que debía ocurrir. Uno cuando ama es desprolijo y desde afuera, hasta puede resultar algo molesto.

 

- Sos genial. Me hacés reír mucho. No sé si será tan así, pero es cierto que esa relación se terminó.

 

- Teneme fe.

 

- Qué relajado se te ve hoy.

 

- No es relax. Como te dije antes, te superé. Antes era pensante, ahora soy espontáneo. Ya no me importa la impresión que te puedas llevar de mí.

 

- Y sin intentarlo, te volviste más interesante. Supongo que aprendiste algo.

 

- No, es mero azar. Hoy te pude haber interesado más, pero no porque esté más suelto o desestresado del levante, sino porque no tengo intencionalidad. Las mujeres aman observar sin ser acosadas. Necesitan tomarse su tiempo. Como hoy no vine a levantarte, a hacerme el interesante, te permitís observarme en paz. Sacarte mis ojos de encima te dio lugar a que puedas usar los tuyos. Descartando que, además, logre sacarte por un segundo del plano de análisis.

 

- Puede ser, pero igual yo no me banco la estrategia. Los hombres se ponen densos y en pose en lugar de, simplemente, disfrutar.

 

- No desestimes la estrategia que en muchos escenarios puede llegar a ser hasta romántico. Igualmente no pasa por ahí, si yo soy espontáneo siempre, pierdo el control de lo que se percibe de mí. Y si me interesás y pretendo algo con vos, no puedo dejar tu percepción al azar, la debo guiar. Guiar hacia mí.

 

- Otra vez el tema del control, aburren mucho a veces. Serías poco inteligente si seguís pensando así, después de lo que has logrado en esta sesión.

 

- Sol, sabemos que ese efecto es momentáneo. Si te permitís halagarme es porque claramente hay un límite detrás.

 

- Puede ser. Bueno, es la hora. Aunque me intriga mucho saber qué fue lo que pasó.

 

- Como pienso volver, acepto dejar acá y continuar la próxima.

 

- Muy bien… veo que estás aprendiendo.

 

- ¡No me gastes!

 

- Mirá, como gesto de buena voluntad, está sesión no me la pagues. Te veo la semana que viene.


Volver a la Portada de Logo Paperblog