Ya habían pasado varios días desde lo ocurrido con K. Había pensado irme a Francia, y desconectar de todo, pero ese viaje sólo me traería problemas, seguro. Algo me decía que si iba allí, me toparía con Alex antes de tiempo, y no quería tener ningún encuentro con él hasta acabar los estudios. ¿Por qué? Por tiempo.Necesitaba quitarme de la cabeza las tonterías que por ella rondaban, como aquellas bolas solitarias que salen en las películas del oeste. He de reconocer que tenía unas ganas tremendas de encontrarme con él, porque a fin de cuentas, es mi amigo… pero no sé, he estado demasiado tiempo sin él. He aprendido a depender de su confianza.Ahora mismo lo que realmente debía hacer era intentar ser más consciente de lo que tenía, e intentar no perderlo. Y una de las cosas que no debía perder era la amistad de mis amigos, sobretodo de Isabel y Alberto.Ellos sí que han estado siempre conmigo, al igual que el grupo de amigas que vienen a verme cuando pueden y yo voy a verlas cuando puedo.Justamente, hoy había quedado con ellas, porque ya había acabado los exámenes fuertes, y los que quedaban eran bastantes sencillos para mí.No podía creerme realmente que acabara todo, tan de repente. K y yo ni nos habíamos dirigido la palabra en estos días, sólo en lo esencial del instituto. Isabel estaría a principios de verano por ahí con su familia a contra de su voluntad, mi grupo de amigas se irían también lejos para pasar las vacaciones de verano, Alex iba a volver, y ya hablando desde unos términos académicos, yo iba a ir el año que viene a bachillerato…Resoplé. Parecía que era ayer cuando sólo era una niña que hacía amigos sin más, y que pensaba que la vida era sólo un juego, del cual ella se divertía y salía siempre ganando.Bajé la vista hacia el suelo. Qué equivocada estaba.Abrí la puerta de mi armario y cogí la chaqueta para irme al parque donde habíamos quedado. Era el parque de siempre, donde quedaba con todo el mundo, hasta con K. A veces yo tenía que ir a sus barrios, pero ésta vez fueron ellas las que tuvieron la iniciativa de ir a verme.Bajé las escaleras y vi a mi madre, que estaba de espaldas a mí, en la cocina.-… Mamá, me voy ya…-¿Te llevas dinero por si acaso? -Me preguntó sin volverse.-Sí, llevo diez euros.-Bueno… pues ten cuidado y no vuelvas tarde.Asentí y me despedí, y seguidamente me fui. No tenía en realidad muchas ganas de quedar con ellas, pero les debía muchas tardes de ánimos y de risas, así que no podía fallarlas.Estuve pensando en todo mientras caminaba, hasta que al fin llegué junto a ellas al parque. Estaban todas: Uxia, Helena, Nagare y Fefé. Las cuatro me saludaron con una sonrisa, sentadas en un banco, y me dejaron hueco para sentarme junto a ellas.-¡Hola Vic! -Saludó Fefé.-Hola chicas. -Me senté entre Helena y Uxia.Recibí un abrazo colectivo, y no me di cuenta hasta en ese momento cuánto necesitaba eso. Las miré a todas y no pude reprimir una sonrisa.-Bueno, ¿por qué habéis querido quedar conmigo hoy?Todas se miraron y se sonrieron entre sí. Yo no entendía muy bien lo que estaba pasando, así que me mantuve callada, esperando una explicación.-Es que ya han terminado los exámenes y todo eso, y queríamos dar una vuelta y verte. -Susurró Helena.-Es cierto. -Recalcó Uxia. -Ya que seguramente las vas a aprobar todas y vamos a dejarte un poco solita al principio de las vacaciones… queríamos regalarte algo y verte.Me quedé sorprendida ante sus palabras. ¿Un regalo? ¿A mí? La sorpresa fue tal que me tuve que levantar del banco y mirarlas, anonadada.-Pero… ¿¡Por qué!? Yo no sabía nada… -Titubeé.-Ésa justamente es la gracia, que fuera sorpresa maja. -Rió Nagare.Me mordí el labio inferior, sonriendo.-Bueno… ¿y qué se supone que… me habéis comprado?-Algo barato y significativo. -Asintió Fefé, y el resto asintió con ella.Parpadeé varias veces. No se me ocurría qué podía ser barato pero muy significativo.Lo único que podía hacer era pedirles que me lo dijeran, y que no me dejaran con la intriga.-Y… ¿Qué es?Helena se acercó a mí, y me tendió un paquete cuadrado. Estaba perfectamente envuelto, y no tenía demasiado volumen. Volví a sentarme en el banco, sin poder contenerme, y desenvolví el regalo con ansia.Era una especie de libro. La tapadera era de un lila oscuro, y tenía un letrero:Recuerdos contigoLo abrí, sin poder evitarlo, y su interior me emocionó bastante.Era un álbum de fotos, y parecía que había sido hecho a mano, porque tenía algunos defectos que lo hacían a la vez único y perfecto.Fui pasando páginas una a una, y en cada una de ellas había una o dos fotos con una reseña abajo.Había una de hace dos años, cuando Alex estaba aquí, con nosotras, y K se había integrado un poco en el grupo. Ambos estaban al lado mío, cogiéndome de la cintura, y al lado de ellos estaban Helena y Nagare, haciendo a lo lejos poses tontas para restarle seriedad a la foto.La reseña que estaba debajo de la foto era: No tienes por qué elegirles a ellos… ¡Elige a las de detrás!Seguí mirando las fotos, hasta que al final acabé de verlas todas. Cerré el cuaderno, y me quedé mirándolo, como ida.-¿Crees que le ha dado algo? -Insinuó Fefé.
-Seguramente no le ha gustado ver el cateto de K… -Susurró Nagare. -¡Os dije que teníamos que quitarle la cabeza y poner a Ronald Mc Donald!Alcé la cabeza, con las lágrimas en los ojos por la emoción, Nagare se alejó de mí, como con cierto miedo, y puso una cara extraña.
-¿¡Qué te pasa!? ¿¡Acaso odias a Ronald Mc Donald!?Negué con la cabeza lentamente. Helena puso sus manos sobre mis hombros, y me sacudió mientras me decía:-¡Habla ya de una vez!No pude evitarlo. La abracé con fuerza, sorprendiéndola. El regalo me había sorprendido tanto que no había podido ni hablar antes. Me había sentado como un vaso de agua en pleno desierto, o como una chimenea en un día nevado. No habían podido hacerme mejor regalo que el de una recopilación de mis recuerdos junto a ellas.
-¡Gracias, gracias, gracias! ¡Oh, gracias! -Repetía una y otra vez.Todas me abrazaron fuertemente, hasta llegar al punto de ahogarme. Al final me soltaron y reímos todas en colectivo.
-Bueno, después de este pequeño paréntesis… creo que lo mejor será que nos vayamos a tomar algo. -Sugirió Fefé. -Y así hablamos de lo que nos ha pasado últimamente… ¡Porque yo tengo novedades! -Sonrió.Todas empezaron a hablar mientras caminaban hacia una cafetería. Yo sin embargo me mantuve callada. De mi mente no se iba la idea de que todo iba a cambiar, que todos los recuerdos que estaban protegidos entre mis brazos iban a desaparecer en cualquier momento, y que iba a terminar aquella dulce fase de mi vida…Y, con ella, se iba a ir la persona que más quería en este mundo.