Revista Diario

Capítulo XXVI: K

Por Seles
Ya casi habían terminado las clases. Los exámenes finales habían terminado, y yo no tenía muchas ganas de asistir a clase, pero debía hacerlo si no quería escuchar a mi madre regañándome por no ir.Estaba sentado en el sofá, puesto que hoy no había instituto. Estaba haciendo zapping, porque no echaban a esas horas nada interesante.Oprimía el botón para cambiar de cadena una y otra vez, sin cesar, hasta que al final me aburrí y dejé el mando encima de la mesa.Me levanté y me dirigí a la cocina para tomar algo, y eso me hizo reflexionar un poco. Dentro de nada no estaría viviendo en esta casa, y no vería a mis padres mucho. Tampoco dormiría en mi actual cama, ni estaría en mi actual habitación todas las tardes aburridas, ni picaría a mi hermana cuando estuviera aburrido… Todo eso que me parece normal, no lo podré hacer, porque simplemente estaré lejos de todo eso, ajeno a mi actual vida.Y, sobretodo, ajeno a su sonrisa…Sacudí la cabeza. No debía de pensar mucho en eso ahora. Había metido la pata hasta el fondo encariñándome con ella, y encima no sirvió de nada.Una vez más demostré que era un idiota.Comenzó a vibrarme el móvil en el bolsillo. Me quedé un tanto extrañado, puesto que no esperaba a esas horas ninguna llamada. Lo cogí y me lo puse en la oreja, sin mirar el nombre de la persona que me llamaba.
-¿Sí?-Esto… ¿K?
Era la voz de Lorena. Mi semblante había cambiado totalmente de expresión. Sólo de oírla me puse nervioso y ciertamente enfurecido, puesto que habían pasado ciertas cosas que no debieron de pasar con ella, y me estaba temiendo que ella pensara lo que no era. Vale que una vez me liara con ella, pero intenté dejarle claro que no me gustaba, aunque muchas veces no parecía que lo hubiera captado.-Lorena, ¿qué quieres? -Susurré cansado.-Es que verás… quería quedar contigo ésta tarde, si es posible…-¿Para qué?-Para…-¿Para enrollarme contigo?
Admito que fui brusco, pero no pude evitarlo. Ella se hacía la niña pequeña, como si fuera infantil, y yo sé que no es así. Ella sólo buscaba rollo, y si no buscaba eso, no entendía por qué se había liado con otros a lo largo de estas últimas semanas.Se quedó callada ante mi contestación, borde y seca, y no parecía muy dispuesta a hablar, así que reí, intentando restarle tensión al ambiente.
-Es broma. -Hice una breve pausa, y al ver que no me decía nada, continué: -¿Es que va el grupo a hacer algo?-Pensaba quedar a solas contigo… -Musitó.Me quedé pálido ante su comentario, y luego solté una carcajada entre dientes.-Así que lo de liarme contigo no era broma…-¿Y si no lo fuera?
Cada vez la conversación se me hacía más incómoda. No quería herirle los sentimientos, pero estaba llegando la conversación a un límite que no me gustaba nada.Suspiré largamente, y nos quedamos en silencio, hasta que decidí hablar.
-Si no lo fuera, te recomendaría que borraras mi número de teléfono y mi jeta.Colgué, algo enfadado. Iba a tirar el móvil y mandarlo todo a tomar por saco, pero decidí guardármelo por si acaso.En el fondo me entraba risa de que aquella chica quisiera seguir buscándome las cosquillas. Me arrepentía profundamente de haberla besado aquella vez con tantas ganas.En el fondo no eran ganas pasionales, sino que simplemente necesitaba no pensar en Vic en ese momento, y aunque no sea escusa, yo me entiendo.Me dirigí al cuarto de baño, para verme el careto y ver si necesitaba asearme un poco o si estaba bien arreglado. En cuanto vi mi rostro reflejado, me di cuenta de que estaba acalorado. Sentí una gota de sudor recorrer mi sien, y luego mi mejilla derecha. Me la enjugué con la mano, y abrí el grifo de la ducha, y seguidamente me desnudé.Me metí en la ducha, y comencé a reflexionar brevemente las cosas. Cuando salí, no sabía si acercarme al parque y ver si había alguien, o tomarme algo por ahí sólo.Al final no hice ninguna de esas cosas. Cogí una toalla y me la puse en la cintura, para taparme, y volví a aferrar el móvil. Seguidamente busqué en mi agenda el número de la única persona que iba a verme en los próximos años.Mi primo.-¿Quién es? -Contestó.-Sí, esto… ¿Primo?-¡¡¡¡K!!! -Gritó con entusiasmo.Mi primo y yo no teníamos absolutamente nada en común, o eso es lo que me ha dado a entender desde que nos conocemos. Es muy alegre, vivaz, y se relaciona mucho. Es una persona con la que puedes contar y confiar, pero a la vez, por su forma de ser, temes a que se lo diga a alguien. Pero me ha demostrado que no es ese tipo de persona.-No me grites. -Susurré, molesto. -Quería saber si ya tienes el piso comprado.-Bueno…Me quedé blanco, parado en el sitio.-¿¡No lo has comprado!? -Grité.-¡¡No es eso!! Es que al final lo voy a alquilar.-¿¡Durante dos años!? -Desvié la mirada, y me acaricié la barbilla. -¿Eso se puede?-Ajá, porque es de un amigo mío y no le importa. Es más, le viene el dinero perfecto.-Y… ¿Cuánto es?-… ¡Setecientos euros!-¿¡Qué!? -Grité de nuevo, exaltado.Mi primo comenzó a reírse de buena gana. Esperé por su bien que se tratara de una broma.-Sí amor, sí… tienes que pagar unos trescientos cincuenta.Suspiré y me senté en el sofá. Yo deseaba con toda mi alma que le tocara a mi primo la lotería para no pagar el alquiler, puesto que para hacer eso tendría que trabajar. Eso me restaría tiempo de estudio, pero no podía hacer nada.-Bueno… qué le voy a hacer.-Nada, no te he pedido que hagas nada.Parpadeé varias veces, y jugueteé con el cordón del pantalón.-Oye… te llamaba para ver si podíamos quedar hoy.-¿Sí? Anda… ¿Por qué?Me incliné un poco y cerré los ojos, algo fatigado.-Es que… necesito hablar.-Oh… está bien. ¿A qué hora y dónde?-… A las seis en mi casa. Sé puntual. -Murmuré cortante antes de colgar.Empecé a dar vueltas en mi habitación, algo distraído. Me había dado cuenta de que ya no tenía nada que hacer aquí. En el instituto había terminado los exámenes y era ya hora de largarse. Las cosas habían terminado tal y como debieron ser desde el primer momento: Vic está enfadada conmigo, y yo no pensaba arreglar las cosas en el último momento. Nadie me echaría de menos, y podría estudiar en paz.Y, ya que no tengo ningún motivo por el cual volver… dudaba mucho que mis padres tuvieran que volver a tenerme bajo su mismo techo de nuevo.Esta vez pensaba largarme de verdad, y ponerme a tope con mi trabajo, como debía ser.Aunque… si soy sincero, no me sentía bien conmigo mismo.Me senté en la cama, ya harto de caminar. Me crucé de brazos y comencé a reflexionar un poco sobre lo que quería hacer realmente. Mi cabeza la dio vueltas a todo: Mis amigos, mi familia, mi vida, mi trabajo, el dinero que tenía…… ¿Por qué, a pesar de pensar en esas cosas, su nombre no se me iba de la cabeza?Vic, Vic, Vic… ¿Estará sola cuando me vaya? ¿Se sentirá mal a pesar de que estemos peleados? ¿E Isabel? ¿Qué pasará con ambas?Cuando pensaba en ellas no sabía que hacer. Dudaba, porque las quiero mucho, sobretodo a mi pequeña Vic… mi amiga, la única que había confiado en mí a pesar de todo.Iba a tirar esos recuerdos por la borda por culpa de mi personalidad, mis problemas y mis estudios…Tal vez debería plantearme eso de arreglar las cosas, pero no ahora. Debía ser paciente, y formarme bien para ser merecedor de su cariño, y aprender a querer como es debido, sin hacerle daño a la persona que quiero.Ése debía de ser mi objetivo.Miré el reloj. Quedaba una hora para que mi primo llegara, y tenía que arreglarme un poco, porque lo que quería decirle era que me ayudara a preparar las maletas, para que mañana por la noche me quedara en casa de mis tíos preparando las cosas, y luego cuando se pueda irnos a la casa que íbamos a alquilar.Suspiré. Abrí mi armario y comencé a prepararme para la visita que pronto iba a llegar.

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